"Asimilación omnipresente: Siempre absorber todo, en todas partes, todo el tiempo. ¿Cómo vamos a poder imaginar algo, si las imágenes siempre nos son dadas?".

Este es el concepto central con el que me quedo tras el visionado de esta controvertida película de Kaye que, salvando las distancias con American History X trece años antes, merece mi calificativo de notable. Tal vez peca de excesos en muchas ocasiones, abusa de algún tópico y de ciertas técnicas estéticas y narrativas pero cumple a la perfección la misión del cine social: no dejar indiferente y estar muy bien interpretada, especialmente, por Adrien Brody.

Recomendable como punto de partida de una reflexión o discusión sobre asuntos calentitos en nuestro entorno cotidiano, redes sociales incluidas.