A los 20 o 25 primeros minutos de la película dan ganas de salir corriendo. Se ve claramente que Polley nos va a conducir sin compasión, sin casi optimismo, crudamente, cortantemente por los laberintos del Alzheimer. Si el film continuara en esa línea hubiera sido más frío que toda la nieve que aparece a lo largo del film. Afortunadamente el guión da unos leves giros más originales y tal vez más efectivos que observar llanamente el deterioro de la memoria del personaje de Julie Christie. No obstante, aunque se aprecian ciertos toques de calidad la realización es más bien simple, llana, distante, aunque Gordon Pinset está muy bien en su papel de esposo resignado y doliente y Julie Christie hace lo propio. No estamos ni por mucho ante un melodrama tipo "El hijo de la novia" y todavía estamos más lejos de "¿Y tú quién eres?", estamos en terrenos nevados, desangelados, sin casi huecos para la respiración, tal vez más realistas que nunca pero cinematográficamente agotadores y paradójicamente menos efectistas.