Lo cierto es que pocos directores actuales, o tal vez ninguno, realizan hoy en día un cine de acción tan trepidante como Tony Scott. Tras la igualmente apreciable "Man on fire" Scott (hoy en día por fín por encima de su hermano de marras) continúa en sus trece y realiza otro film de gran impacto visual. Cierto es que a muchos se les atraganta tanta velocidad, tanto plano y tanta densidad en la historia. De estos tres tal vez sea el último el más problemático a mi parecer. Hay momentos en los que es imposible manejar todas las cartas de tantas que hay repartidas en la mesa. Pero tal vez sea eso parte del juego, la necesaria complejidad de la historia. La reflexión que me hago es que hasta para hacer un cine moderno, al que muchos tildan de MTV en el peor de sus sentidos, hay que saber hacerlo. Y Scott no rueda por rodar, rueda mucho, eso sí y seguramente con muchas cámaras cada plano. Luego el trabajo de montaje es arduo. Y el resultado es visualmente hermoso. Aunque ya digo, no sea plato de gusto para cualquier estómago.