Se trata de una película sobre el modo en que supuestamente se enriquecen las grandes multinacionales exprimiendo hasta la muerte a los pequeños empresarios, todo ello en el campo informático.
Milo, un joven y prometedor informático, es fichado por la mayor empresa informática del momento propiedad de una especie de Bill Gates algo menos hortera; entonces se muda con su novia (Claire Forlani, que está para meterle un par de gigas por donde yo le diga) al complejo más avanzado del mundo para, poco después, descubrir los negocios oscuros que allí llevan a cabo.
Se trata de una película muy entretenida que te mantiene alerta durante todo el rato, aunque debo decir que peca algo de predecible en algunos momentos y juega demasiado con el ansia del espectador al ver que el protagonista está apunto de ser cazado in fraganti. Confesaré que mientras la veía tuve que revisar un par de veces mi habitación por si alguien se dedica a espiarme mientras visito páginas de dudosa moralidad.