Como ejercicio cinematográfico en una escuela de cine tiene todos los elementos que los profesores tendrían que calificar: guión, fotografía, música, ritmo… Pero para un espectador todos esos elementos juntos no dan lugar a una película que sea coherente y se haga interesante. Hay un juego del quiero y no puedo, algo voy a ver y no veo, yo lo se y tu lo adivinas, que aburre y cabrea. La complejidad del despertar sexual en la adolescencia es algo de todos muy conocida, y si ese despertar es a una homosexualidad las complicaciones son mayores, a pesar de una sociedad que se pretende tolerante y que en la escuela propugna la tolerancia. Las fantasías de cualquier adolescente mientras se masturba no varían mucho: chico o chica en un espacio libre. Podría el director habernos dado alguna clave más sobre el protagonista si es que tiene algo de especial para llevar su historia al cine, pero seguramente no hay nada de especial y si lo hubiera el director no ha sabido hacerlo ver. Por otra parte la interpretación de función de colegio con niños de colegio y alguna un poco mayor, con el cuerpo más formado que es el objeto del deseo. Sinceramente, es para verla y olvidarla.