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España España · Palm mar
Voto de Del Mar:
6
Drama. Comedia Un marine jubilado y una drag queen son dos vecinos que no pueden soportarse, pero el azar los convertirá en profesor y alumno. Walt Koontz (Robert De Niro) es un hombre de acción, ultraconservador, y orgulloso de serlo. Su vecino Rusty (Philip Seymour Hoffman), una drag queen extravagante, es la antítesis de Walt. Tras sufrir una apoplejía, Walt acepta a regañadientes un programa de rehabilitación que incluye dar lecciones de canto con Rusty. (FILMAFFINITY) [+]
26 de noviembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda la película es el trabajo de dos grandes actores, Robert De Niro y Philip Seymour Hoffman, si bien cada uno de los papeles es justo el antagónico del otro. Uno es el conservador, casi fascista, y el otro es el progresista, casi anarquista, definiciones que utilizan ellos mismos atacándose en sus preferencias de voto, republicano o demócrata. Que los dos actores son unos grandes actores, nadie lo va poner en duda, pero aquí están al servicio de unos personajes que tienen unas características que yo creo que siempre hacen más fácil una interpretación: uno, Robert De Niro, tiene problemas en el habla y tiene defecto al andar como consecuencia de un ataque de apoplejía, mientras el otro, Philip Seymour Hoffman, es una drag queen que se pasa toda la película vestido de mujer y moviéndose como una mujer, bastante histérica, por otra parte. Son esos papeles que los guionistas americanos suelen escribir pensando en la entrega de los Oscar. El tema está muy visto y tratado en el cine, amistad entre homófobo y homosexual que se ven casi obligados a convivir. La trama de cine negro o thriller que envuelve sus relaciones y las situaciones de comedia que se plantean con las “amigas” de Philip Seymour Hoffman o con los amigos de Robert De Niro, ayudan mucho a pasar el rato pero no aportan demasiado a la profundización entre las relaciones de los dos personajes principales. La fotografía tampoco ayuda mucho a conseguir una buena película que el espectador pueda disfrutar, pues los interiores están muy pocos definidos y demasiado envueltos en sombras. Y la música es demasiado americana para los americanos que la conocen, por lo que a mi me ha resultado algo pesada tanta cancioncilla, aunque están en función del argumento. Como colectivo de gays y transexuales no hay mucho elemento reivindicativo, salvo la escena de la discusión con los gay republicanos, ellas vestidas de mujeres y ellos con trajes impecables. Le falta más sinceridad o más exposición del interior de cada uno de los dos personajes principales.
Del Mar
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