Hay un plano final de Nick Ferrucci que resume y establece como colofón toda la intención de la película. Vale la pena llegar a este final por ver la soberbia interpretación que el joven actor realiza en una escena que para actores consagrados sería muy difícil. Del resto de película ya no puede decirse lo mismo porque es inconsistente y juega con los textos religiosos así como con la forma de hacer misión por parte de la iglesia de los mormones. Toda la primera parte es casi una misión que pretendiera convertir al espectador, para pasar a una historia con demasiados toques de romanticismo que se hace increíble en cuanto a los cambios experimentados por los dos personajes centrales. La dirección de la película se limita a llevar adelante la historia sin profundizar demasiado en lo que realmente está pasando en la vida de estos dos jóvenes misioneros. Por otra parte, uno que ha visto muchas veces a estas parejas de jóvenes mormones, en general impecables y muy atractivos de aspecto, tendría que haberse planteado que esta historia era posible. He visto muchas películas en las que se trataba la homosexualidad de creyentes practicantes, en muchos casos clérigos, pero siempre pertenecientes a la iglesia católica o protestantes, pero nunca me pude imaginar que este tema se tratara por los americanos en la iglesia de los mormones. Esto le añade un punto de interés.