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Voto de alejandro:
4
7,5
37.482
Acción. Drama
Brasil, 1997. El capitán Nascimento (Wagner Moura) está al mando de un escuadrón del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), un cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro. Su misión es actuar en las favelas, en las que la policía, por miedo o por corrupción, no interviene. Nascimento quiere dejar su puesto, ya que está a punto de ser padre, pero antes necesita encontrar un sustituto adecuado. Con ese fin comienza a ... [+]
14 de agosto de 2008
35 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante la dificultad de separar los aspectos generales de la película de aquellos que revelan información sobre el argumento, pongo toda mi crítica como crítica con "spoiler".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No abundaré en las bondades de esta película que son muchas y que han quedado suficientemente reflejadas en el resto de las críticas. Sólo quiero llamar la atención en una cuestión: la identificación, como efecto inevitable del cine en tanto que medio privilegiado de comunicación masivo. Uno se sienta en la butaca y a los pocos minutos comienza a tomar partido.
Ni bien comienza esta película una agradable voz, que muestra una personalidad altamente reflexiva, no exenta de valores encomiables como la crítica a la corrupción de los cuerpos de seguridad, que sabe distinguir la importancia de la vida emocional y de la inteligencia, que se da cuenta autocríticamente del origen de su situación límite de estrés, consciente de la importancia de su futura situación de padre de familia, responsable en sus funciones laborales hasta el límite de buscar un sustituto idóneo para cuando deje el trabajo que realiza, esta voz en off es la de un personaje que en los hechos es un auténtico fascista, violento y defensor de la máxima de que el fin justifica los medios, hasta el punto de torturar y masacrar cuanto habitante de las favelas se le ponga por delante.
Se me dirá que precisamente esta contradicción muestra el objetivo crítico del director y de los guionistas: se trata de reflejar una cruda realidad con todas sus contradicciones. Yo creo que aquí está la trampa y el riesgo de esta película y, como poco, la irresponsabilidad de su producción. Y volvemos al tema de la identificación. Quienes tienen la posibilidad de tomar una firme distancia crítica respecto de los métodos de este intachable cuerpo de élite seguramente no serán mayoría. Muchos experimentaremos una irresistible tendencia a identificarnos con los buenos, que en este caso son los fuertes, los incorruptibles, los justicieros, los que garantizan el control y el funcionamiento del sistema, y que, además, desenmascaran las despreciables acciones de los débiles: el trapicheo corrupto de los policías normales, y la hipocresía de los estudiantes que lavan su mala conciencia en una ONG al tiempo que se hacen cómplice de los narcotraficantes en el comercio de la droga a baja escala en la universidad (A pesar estudiar "Vigiliar y Castigar" de Foucault).
Fuertes enfrentados a débiles. Honestos contra corruptos. Héroes versus mercenarios. Todo muy trágico, diría casi nietzscheano.
La intención del director posiblemente haya sido mostrar una realidad y desenmascarar la hipocresía. Seguramente también mover a la reflexión utilizando recursos provocadores. Mi inquietud es sobre el efecto real en los espectadores, pensando, por ejemplo, en mis jóvenes alumnos de bachillerato, muchos de los cuales verán esta película en clave “Rambo” (la larga secuencia de la preparación de los aspirantes así parece promoverlo), finalmente identificados con los negros uniformes con calavera incluida, todo validado por un lenguaje cinematográfico próximo a un documental realista.
Ni bien comienza esta película una agradable voz, que muestra una personalidad altamente reflexiva, no exenta de valores encomiables como la crítica a la corrupción de los cuerpos de seguridad, que sabe distinguir la importancia de la vida emocional y de la inteligencia, que se da cuenta autocríticamente del origen de su situación límite de estrés, consciente de la importancia de su futura situación de padre de familia, responsable en sus funciones laborales hasta el límite de buscar un sustituto idóneo para cuando deje el trabajo que realiza, esta voz en off es la de un personaje que en los hechos es un auténtico fascista, violento y defensor de la máxima de que el fin justifica los medios, hasta el punto de torturar y masacrar cuanto habitante de las favelas se le ponga por delante.
Se me dirá que precisamente esta contradicción muestra el objetivo crítico del director y de los guionistas: se trata de reflejar una cruda realidad con todas sus contradicciones. Yo creo que aquí está la trampa y el riesgo de esta película y, como poco, la irresponsabilidad de su producción. Y volvemos al tema de la identificación. Quienes tienen la posibilidad de tomar una firme distancia crítica respecto de los métodos de este intachable cuerpo de élite seguramente no serán mayoría. Muchos experimentaremos una irresistible tendencia a identificarnos con los buenos, que en este caso son los fuertes, los incorruptibles, los justicieros, los que garantizan el control y el funcionamiento del sistema, y que, además, desenmascaran las despreciables acciones de los débiles: el trapicheo corrupto de los policías normales, y la hipocresía de los estudiantes que lavan su mala conciencia en una ONG al tiempo que se hacen cómplice de los narcotraficantes en el comercio de la droga a baja escala en la universidad (A pesar estudiar "Vigiliar y Castigar" de Foucault).
Fuertes enfrentados a débiles. Honestos contra corruptos. Héroes versus mercenarios. Todo muy trágico, diría casi nietzscheano.
La intención del director posiblemente haya sido mostrar una realidad y desenmascarar la hipocresía. Seguramente también mover a la reflexión utilizando recursos provocadores. Mi inquietud es sobre el efecto real en los espectadores, pensando, por ejemplo, en mis jóvenes alumnos de bachillerato, muchos de los cuales verán esta película en clave “Rambo” (la larga secuencia de la preparación de los aspirantes así parece promoverlo), finalmente identificados con los negros uniformes con calavera incluida, todo validado por un lenguaje cinematográfico próximo a un documental realista.