Belleza, luz y la sencillez de las verdades que los mortales esconden. No hay más, porque ahí está todo.
Y el color en los detalles que constatan que Eva sigue apegada a la vida, y no es ni tan trágica ni tan herida: helados a cucharadas, cucurucho a morro, refresco a pajita, vino, puzzles, amor al arte y un moño alto con hebras muy vivas.

No creo en el abuso del primer plano si en ellos no hay abuso de cualquier expresión, como es este caso de primeros planos naturales hiperrealistas.

Tal vez esa quejas repetidas en las reseñas, omisión del lugar, omisión del acento andaluz, sea lo uno consecuencia de lo otro; siendo el acento andaluz de la estupenda interpretación de la madre, una pista para situarnos a la vez en un lugar indeterminado. Como la propia historia de Eva y de cualquiera de nosotros que, como la directora, sabe de lo que está tratando. La indeterminación del amor, del puto tiempo y del espacio.

Para situarnos y poder llevarlo se inventó la música :)

Raquel Bermúdez G.
https://LaRakela.com