El Padrino II consigue la mejor elipsis de la historia del cine: ya no está Brando, y aunque Robert De Niro me cae gordo, no le niego su prodigiosa interpretación, (él hizo el casting para el papel de Sonny en la primera parte, pero fue desestimado) de un personaje que huye del infierno, para empezar de cero a construir su imperio: el Hampa en su sentido más clásico.

La segunda línea temporal, no sitúa con su hijo Michael Corleone, el Alfa y Omega de su propia familia: consiguió resucitarla tras la debacle vivida en la primera parte, para situarla en la cúspide del Poder con mayúsculas, Su nuevo imperio es el temple frío: no se casa con nadie. Aguardando en su guarida como una araña esperando su presa.

A Coppola se le debe mucho, más de lo que se cree... Pues aun con sus Oscars, no deja de ser un autor semidespreciado por sus fracasos. Pero si hay algo que no se le puede negar es la brillantez a la hora de contar una historia, y en este caso dos, de forma sublime.