Hay que quitarse el sombrero ante los colombinaos: no sólo parieron al narco más famoso de la historia si no que también fabricaron el culebrón más potente de todos los tiempos.

Pasión de Gavilanes es la única telenovela unisexual, esto es, capaz de hipnotizar y encandilar mujeres y hombres cualesquiera que sea su condición y natura: ellas sucumbirán a los encantos de hombres hiperciclados, torsos desnudos, sudorosos y vaqueros prietos hasta provocar algún rigor mortis y mientras, la contrariedad encarnada por las mujeres más bellas del planeta, también luciendo palmito aunque siendo menos amables y generosas que la contraparte masculina, (todo hay que decirlo)

Nada importa en la serie, toda lógica y raciocino se desinhiben en favor de ofrecer la excusa perfecta con la que calentar al personal, masculino y femenino, con modelos que escupen líneas de dialogo bastardos e ininteligibles...

Al igual que cualquier tipo de telenovela, Pasión de gavilanes es otro horroroso pasatiempo pero al menos ésta vez se amortiza gracias a lo superficial y superfluo de su belleza: hasta Trump se hubiera hecho colombiano si hubiera visto las criaturas que pululan por la serie.