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Voto de Wanchope:
8
6,2
3.009
Drama
Drama histórico y biográfico sobre el legendario escritor ruso León Tolstói (Christopher Plummer), su mujer Sofya (Helen Mirren) y sobre Valentin Bulgakov (James McAvoy), su discípulo más aventajado. El film ilustra además la batalla espiritual que tuvo que librar el novelista para conciliar la fama y el compromiso con una vida extraordinariamente austera. (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2010
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un reparto encabezado por nombres de la talla de Christopher Plummer, Helen Mirren, Paul Giamatti o James McAvoy muy mal habría que hacerlo como para no conseguir un film al menos decente y que se dejase ver en una pantalla de cine. Por si fuera poco, si a esto le sumamos una historia con tanto potencial e interés como la del último año de vida del conocido escritor ruso Lev Nikoláyevich Tolstói, las probabilidades de estar ante un film recomendable son aun mayores si cabe. El director y guionista Michael Hoffman no desperdicia ni lo uno ni lo otro, solventa con nota la exigencia y ofrece en la mejor película de su carrera una equilibrada visión tragicómica tan repleta de matices y dobleces como aparentemente ligera y, sobre todo, jovialmente muy digerible.
Y es que la cinta evade las cadenas de su presunta condición de biopic histórico para sortear, con acierto, el dramatismo forzado, maníqueo y de cartón piedra que eso conlleva a veces. Un film inteligente y adulto que hace fácil lo que en la mitad de las películas parece tremendamente difícil, contar una historia y que esta tome forma en la retina del espectador, y lo hace empleando lo que de por sí debiera ser el sustento de toda película: una narrativa puesta al servicio de un sólido guión ejecutado por un notable plantel de intérpretes. Casi tan buena que de lo poco malo que se puede decir de ella es el porqué hemos tenido que esperar a que su estreno rivalice con el comienzo del Mundial... ¿de la roja?
'La última estación' se estrenó comercialmente en Diciembre en los Estados Unidos; sin embargo, tan sólo mereció por parte de la Academia norteamericana un par de (eso sí, justas) nominaciones para las inmensas composiciones de Plummer y Mirren. En un año en el que por primera vez eran diez las películas que obtaban a la estatuilla dorada y repasando las cintas incluídas en la presuntamente lustrosa lista, uno se pregunta el porqué de la omisión de un film superior a simple vista al menos a tres de ellos, tanto en fondo como en forma, y aunque este gesto fuera tan sólo un reconocimiento testimonial por ofrecer un eslogan con el que ser vendida. Su olvido sistemático durante la temporada de premios en favor de títulos más mediáticos pero efectistas resulta, cuanto menos, cuestionable.
Y es que la cinta evade las cadenas de su presunta condición de biopic histórico para sortear, con acierto, el dramatismo forzado, maníqueo y de cartón piedra que eso conlleva a veces. Un film inteligente y adulto que hace fácil lo que en la mitad de las películas parece tremendamente difícil, contar una historia y que esta tome forma en la retina del espectador, y lo hace empleando lo que de por sí debiera ser el sustento de toda película: una narrativa puesta al servicio de un sólido guión ejecutado por un notable plantel de intérpretes. Casi tan buena que de lo poco malo que se puede decir de ella es el porqué hemos tenido que esperar a que su estreno rivalice con el comienzo del Mundial... ¿de la roja?
'La última estación' se estrenó comercialmente en Diciembre en los Estados Unidos; sin embargo, tan sólo mereció por parte de la Academia norteamericana un par de (eso sí, justas) nominaciones para las inmensas composiciones de Plummer y Mirren. En un año en el que por primera vez eran diez las películas que obtaban a la estatuilla dorada y repasando las cintas incluídas en la presuntamente lustrosa lista, uno se pregunta el porqué de la omisión de un film superior a simple vista al menos a tres de ellos, tanto en fondo como en forma, y aunque este gesto fuera tan sólo un reconocimiento testimonial por ofrecer un eslogan con el que ser vendida. Su olvido sistemático durante la temporada de premios en favor de títulos más mediáticos pero efectistas resulta, cuanto menos, cuestionable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En fin, que de lo mucho que podríamos decir de un film tan logrado como 'La última estación' cabe destacar especialmente su aparente sencillez y naturalidad, su candor humano y lo ágil de su narración. Oscilando entorno a la alegre amargura que separa la comedia del drama, la ironía y la emotividad se dan la mano con la rivalidad entre el amor y la razón como telón de fondo, y la belleza formal de su acabado técnico ilumina un guión escrito con tacto perfectamente moldeado por las notables interpretaciones de todo su elenco protagonista. La cinta recoge con parsimoniosa emotividad un retrato de la figura de Tolstoi alejado del formulismo académico, relajado, entre apasionado y distante, para ofrecer una cinta que hace de un balance de medios el adalid de su condición. Se nos muestra y se deja ver, pero quien tiene la última palabra es el espectador. Como la vida misma el film evoluciona constantemente de un margen a otro del espectro dramático sin que nos demos cuenta, suavemente y con finura, ajustado a un cierto compás desconcertante y espontáneo que refuerza al fin un visionado de lo más estimulante, y que culmina en una fusión entre medio y espectador en su emocional resolución.
'La última estación' es como aquel puré con el que damos de comer a un crío aquello que no le apetece comer, aún más sabroso aunque no lo aparente, y más ahora que en la tele y con el balón en los pies el fast-food futbolístico amenaza con hacer calentar banquillo a cualquier sala de cine. Cucharada a cucharada y sin darnos cuenta acabamos con el contenido del plato con la sensación agridulce del que ha comido tan bien que aún tiene hambre. Quizá ahora en verano, entre las pijas neoyorquinas, los superhéroes de tres al cuarto o los príncipes persas del Cirque du Soleil apetezca más una ensalada ligerita para comer, unas cañas con los amigos y santas pascuas, pero la cinta de Hoffman, un más que correcto realizador al que los guiones no siempre le han acompañado, es ideal para no olvidar aquello de que el cine es cine todo el año, y que 'La última estación' no es sino un buen plato principal para una suculenta comida cinematográfica.
'La última estación' es como aquel puré con el que damos de comer a un crío aquello que no le apetece comer, aún más sabroso aunque no lo aparente, y más ahora que en la tele y con el balón en los pies el fast-food futbolístico amenaza con hacer calentar banquillo a cualquier sala de cine. Cucharada a cucharada y sin darnos cuenta acabamos con el contenido del plato con la sensación agridulce del que ha comido tan bien que aún tiene hambre. Quizá ahora en verano, entre las pijas neoyorquinas, los superhéroes de tres al cuarto o los príncipes persas del Cirque du Soleil apetezca más una ensalada ligerita para comer, unas cañas con los amigos y santas pascuas, pero la cinta de Hoffman, un más que correcto realizador al que los guiones no siempre le han acompañado, es ideal para no olvidar aquello de que el cine es cine todo el año, y que 'La última estación' no es sino un buen plato principal para una suculenta comida cinematográfica.