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Voto de Benjamín Reyes:
8
Western. Intriga Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
10 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine está de enhorabuena porque Tarantino ha hecho una de Tarantino. La octava película de Quentin Tarantino –en realidad son nueve, si contamos “My Best Friend´s Birthday”, un largometraje mutilado de 1989- ofrece una brillante historia cocinada a fuego lento que termina por entrar en ebullición en su tramo final y estallar en la cara del espectador.
“Los odiosos ocho” comienza con una excelsa panorámica de un paraje nevado que explota al máximo el Ultra Panavisión 70, para inmediatamente, hacer uso del recurso visual de un plano detalle de un cristo crucificado –durante dos minutos y 30 segundos- para mostrar el paso de una diligencia. A este inicio magistral le sigue una estructura capitular de seis fragmentos que nos muestra un western protagonizado por ocho personajes principales, que son una excusa perfecta para que Tarantino dé rienda suelta a todo su ingenio y verborrea, y en el que la trama se complica cada vez que aparece en escena un nuevo personaje. Particularmente interesante es el uso de una carta escrita por Abraham Lincoln, empleada como “un arma contra los blancos”.
“Los odiosos ochos” está impregnada de la justicia poética bastarda de Tarantino. Si en “Malditos bastardos” (2009) planteaba su particular venganza contra el nazismo, aquí, coincidiendo con “Django desencadenado” (2012), se venga, a su manera, del desprecio hacia la raza negra en Estados Unidos. Si los western de John Ford representan la forja de América mostrada de forma honorable, los dos western de Tarantino se recrean en los aspectos bastardos de la historia del país que le vio nacer. La historia de Estados Unidos –como la de todas las naciones del mundo- está teñida de sangre y “Los odiosos ochos” es una especie de microcosmos social que recrea los odios generados por la reciente guerra de Secesión, y en particular la batalla de Baton Rouge.
Durante casi tres horas, los personajes habitan solo tres localizaciones (con alguna elipsis temporal que aligera la intencionada claustrofobia): la diligencia, el establo y la mercería. Personajes que están encarnados por viejos conocidos en el cine de Tarantino (que se reserva la voz en “off”) como Kurt Russell, Samuel L. Jackson, Tim Roth o Michael Madsen, a los que se une una impagable Jeniffer Jason Leigh.
Hasta el capítulo 4, veremos un Tarantino más contenido, que presenta concomitancias con la reciente “Slow West”, hasta que en el minuto 95 se produce el primer asesinato y comienza la espiral de violencia. Aunque aquí no hay violencia como juego como en “Pulp Fiction” (1994) o en los dos volúmenes de “Kill Bill” (2003-04), pero sí que esta es efectista y busca el impacto en el espectador en un ambiente claustrofóbico como el de “Reservoir Dogs” (1992).
Sergio Leone (la danza de la muerte de “Hasta que llegó su hora”), Agatha Christie (la estructura del relato de “Diez negritos”), John Ford (los encuadres de “Centauros del desierto”, el recuerdo de “Sargento negro” y “La diligencia” en el aire), e incluso, un fotograma de “Carrie” (la cara ensangrentada de Daisy) son pasados por la batidora visual de Tarantino (que curtió su cinefilia en los años que trabajó en un videoclub) para ofrecer una verdadera lección de cine, secundada por la impecable banda sonora del maestro Ennio Morricone.
Benjamín Reyes
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