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Voto de Jesús:
8
6,0
16.622
Intriga. Fantástico. Terror
Dos rancheros de un remoto pueblo del interior de California hacen un descubrimiento tan insólito como escalofriante.
25 de agosto de 2022
89 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación de extrañamiento que provoca la película en sus primeros compases resulta tan chocante, que puede ser que pienses que te has equivocado de película. Pero no, simplemente estas ante Jordan Peele, uno de los cineastas más interesantes de los últimos años.
La crítica más común que uno puede encontrarse en lo referente a “Nope”, es que es su película más sencilla, de alienígenas veraniega únicamente para pasárselo bien, y lo cierto es que nunca he visto una opinión que se aleje más de la realidad. Jordan Peele siempre disfraza sus temas complejos con películas aparentemente de género, pero aquí lo ha llevado a un nuevo nivel. Sin embargo, debo reservarme los detalles para el spoiler, puesto que me resulta imposible explicarlo sin entrar en ellos. Únicamente diré que la domesticación de la naturaleza es el tema central de la película, que permea cada personaje y escena de forma casi obsesiva, por muy superflua que pueda parecer a simple vista, enganchando un principio un tanto chocante con una trama difícil. El guion se muestra, por tanto, igual de complejo, funcionando a múltiples niveles enlazados entre sí, como una caja china.
En términos de dirección, combina de forma increíble escenas cargadas de tensión con la acción más espectacular, demostrando una gran pericia en el montaje y la fotografía. Las escenas de terror son escalofriantes, amparadas por un diseño de sonido portentoso.
La combinación de todos estos elementos resulta en un cóctel explosivo, dando lugar a una película en apariencia espectacular, pero llena de corazón y cerebro. Extremadamente recomendable.
La crítica más común que uno puede encontrarse en lo referente a “Nope”, es que es su película más sencilla, de alienígenas veraniega únicamente para pasárselo bien, y lo cierto es que nunca he visto una opinión que se aleje más de la realidad. Jordan Peele siempre disfraza sus temas complejos con películas aparentemente de género, pero aquí lo ha llevado a un nuevo nivel. Sin embargo, debo reservarme los detalles para el spoiler, puesto que me resulta imposible explicarlo sin entrar en ellos. Únicamente diré que la domesticación de la naturaleza es el tema central de la película, que permea cada personaje y escena de forma casi obsesiva, por muy superflua que pueda parecer a simple vista, enganchando un principio un tanto chocante con una trama difícil. El guion se muestra, por tanto, igual de complejo, funcionando a múltiples niveles enlazados entre sí, como una caja china.
En términos de dirección, combina de forma increíble escenas cargadas de tensión con la acción más espectacular, demostrando una gran pericia en el montaje y la fotografía. Las escenas de terror son escalofriantes, amparadas por un diseño de sonido portentoso.
La combinación de todos estos elementos resulta en un cóctel explosivo, dando lugar a una película en apariencia espectacular, pero llena de corazón y cerebro. Extremadamente recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La película abre con una escena que sobrevolará el resto del metraje: un mono, chillando y cubierto de sangre, que se pasea de un lado a otro del decorado de una bonita serie cursi. Y en el centro del encuadre, un zapato en vertical, extraño e imposible. El zapato y la película tienen un cierto paralelismo; un equilibrio imposible de conceptos en apariencia extraños.
El tema de la película puede resultar difícil de descifrar, pero, prestando atención a los personajes, es posible esclarecerlo. El protagonista (interpretado soberbiamente por Daniel Kaluuya), el cineasta y Jupe (Steven Yeun), buscan exactamente lo mismo: la domesticación y la captación de lo salvaje. Y lo cierto es que muchas escenas de la película giran en torno a esa cuestión: Daniel, que, como domador de caballos, no creo que necesite más explicación; el cineasta, tratando de dominar, con sus cámaras y el montaje, la esquiva naturaleza salvaje de la muerte (todas sus escenas son sobre la caza de un animal), hasta el punto de querer morir él para captarlo, y el propio Jupe, tratando de revivir aquello que tenía con Gordi (que sólo pudo durar un breve instante). La hermana (Keke Palmer), como la hermana rebelde y salvaje que no se dejó amaestrar por su padre. El tema recurrente del jockey negro, cabalgando libre a pesar de la opresión que recibiría por el color de su piel, no hace más que reforzar esa suposición.
El temple demostrado por el personaje de Daniel es el del domador. Nunca grita, nunca se deja llevar, tiene la mente fría, y es el único capaz de razonar sobre el comportamiento de la bestia; pues es lo que lleva haciendo toda la vida. Llama poderosamente la atención la facilidad con la que deja al motorista morir, porque sabe que, racionalmente, es imposible sacarlo de allí. Otra escena parecida es la que hay cerca del final, cuando tiene que atraer al monstruo para que su hermana escape. Es capaz de mirarlo a la cara sin pestañear. Incluso en la escena de la cuadra con las luces apagadas (terrorífica, por cierto), tiene la suficiente sangre fría como para sacar el móvil y grabar, aunque luego resulte que no son alienígenas de verdad. Es hasta capaz de dormir justo debajo del alienígena, tan tranquilo.
El duelo final entre el alien y los hermanos sigue algunos elementos del western, como la carrera a caballo, el poblado, pero con elementos de extrañamiento y distanciamiento, como es que el pueblo sea falso, de plástico, y que la figura que cabalga no sea la del sheriff con un cigarrillo, sino Daniel, como el jockey negro.
El tema de la película puede resultar difícil de descifrar, pero, prestando atención a los personajes, es posible esclarecerlo. El protagonista (interpretado soberbiamente por Daniel Kaluuya), el cineasta y Jupe (Steven Yeun), buscan exactamente lo mismo: la domesticación y la captación de lo salvaje. Y lo cierto es que muchas escenas de la película giran en torno a esa cuestión: Daniel, que, como domador de caballos, no creo que necesite más explicación; el cineasta, tratando de dominar, con sus cámaras y el montaje, la esquiva naturaleza salvaje de la muerte (todas sus escenas son sobre la caza de un animal), hasta el punto de querer morir él para captarlo, y el propio Jupe, tratando de revivir aquello que tenía con Gordi (que sólo pudo durar un breve instante). La hermana (Keke Palmer), como la hermana rebelde y salvaje que no se dejó amaestrar por su padre. El tema recurrente del jockey negro, cabalgando libre a pesar de la opresión que recibiría por el color de su piel, no hace más que reforzar esa suposición.
El temple demostrado por el personaje de Daniel es el del domador. Nunca grita, nunca se deja llevar, tiene la mente fría, y es el único capaz de razonar sobre el comportamiento de la bestia; pues es lo que lleva haciendo toda la vida. Llama poderosamente la atención la facilidad con la que deja al motorista morir, porque sabe que, racionalmente, es imposible sacarlo de allí. Otra escena parecida es la que hay cerca del final, cuando tiene que atraer al monstruo para que su hermana escape. Es capaz de mirarlo a la cara sin pestañear. Incluso en la escena de la cuadra con las luces apagadas (terrorífica, por cierto), tiene la suficiente sangre fría como para sacar el móvil y grabar, aunque luego resulte que no son alienígenas de verdad. Es hasta capaz de dormir justo debajo del alienígena, tan tranquilo.
El duelo final entre el alien y los hermanos sigue algunos elementos del western, como la carrera a caballo, el poblado, pero con elementos de extrañamiento y distanciamiento, como es que el pueblo sea falso, de plástico, y que la figura que cabalga no sea la del sheriff con un cigarrillo, sino Daniel, como el jockey negro.