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España España · Madrid
Críticas de Jesús
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
8
25 de agosto de 2022
89 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación de extrañamiento que provoca la película en sus primeros compases resulta tan chocante, que puede ser que pienses que te has equivocado de película. Pero no, simplemente estas ante Jordan Peele, uno de los cineastas más interesantes de los últimos años.

La crítica más común que uno puede encontrarse en lo referente a “Nope”, es que es su película más sencilla, de alienígenas veraniega únicamente para pasárselo bien, y lo cierto es que nunca he visto una opinión que se aleje más de la realidad. Jordan Peele siempre disfraza sus temas complejos con películas aparentemente de género, pero aquí lo ha llevado a un nuevo nivel. Sin embargo, debo reservarme los detalles para el spoiler, puesto que me resulta imposible explicarlo sin entrar en ellos. Únicamente diré que la domesticación de la naturaleza es el tema central de la película, que permea cada personaje y escena de forma casi obsesiva, por muy superflua que pueda parecer a simple vista, enganchando un principio un tanto chocante con una trama difícil. El guion se muestra, por tanto, igual de complejo, funcionando a múltiples niveles enlazados entre sí, como una caja china.

En términos de dirección, combina de forma increíble escenas cargadas de tensión con la acción más espectacular, demostrando una gran pericia en el montaje y la fotografía. Las escenas de terror son escalofriantes, amparadas por un diseño de sonido portentoso.

La combinación de todos estos elementos resulta en un cóctel explosivo, dando lugar a una película en apariencia espectacular, pero llena de corazón y cerebro. Extremadamente recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jesús
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5
4 de agosto de 2022
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ejercicio de gran interés es la comparación de la carrera de John Michael McDonagh (The Guard, la película que nos ocupa) con la de su hermano Martin (Escondidos en brujas, Tres anuncios en las afueras, aquella maravilla llamada siete psicópatas). Mientras que Martin se ha ido abriendo paso poco a poco en la industria, aumentando su influencia a la vez que su calidad, Michael, más viejo, se ha ido arrastrando a la irrelevancia, no encontrando nunca un sello distintivo que lo separe de la alargada sombra de su hermano.

Hay ciertos elementos que comparten los dos como pueden ser las referencias cultas gratuitas (André Gide, Buster Keaton), la mezcla de maldad y dulzura en la misma escena, y cierto gusto por los dilemas morales y truculentos. Su trabajo en teatro es también claro cuando se presta atención a los diálogos; es posible distinguir un personaje de otro simplemente por su forma de hablar, un talento que no está al alcance de todos. Sin embargo, si algo distingue uno de otro, es que los personajes y puntos de partida de Martin poseen más inventiva, eso que se suele llamar imaginación. Es como si Michael caminara para que Martin pudiera correr.

La película que nos ocupa, protagonizada por Fiennes y Chastain, tiene un gran problema, pero varios aciertos. Uno viene de la mano de algunos de los intérpretes: Fiennes con un personaje con el que no es nada fácil conectar, pero con el que acabamos empatizando, Smith, los marroquíes. Otro, que el drama principal, aquello que sostiene la película, que no es otro que el “viaje” hecho por el personaje de Fiennes (No digo más para no revelar nada de la trama), es excelente. Posee reflexión, algo de chispa y buenas escenas. Ahí entendemos muy bien la crítica social, comprendemos a los personajes, seguimos su transformación de una forma clara pero inevitable, como tiene que ser.

El problema viene de hecho porque al realizar ese “viaje”, la película se divide en dos partes, una con Fiennes y otra con Chastain, y tristemente la parte de Chastain no está nada bien. Resta, de hecho. Mostrar la banalidad y la estupidez haciéndolo todo banal y estúpido es una decisión terrible, por mucha sátira que se quiera hacer. Ninguno de los personajes de esa parte termina por funcionar, por esquemático e incongruente. Al final, es como tener el germen de una película notable pegada a fragmentos inconexos nada interesantes, que no cuentan nada que no se diga en la trama principal. Y no es que estos fragmentos duren poco precisamente, siendo un tercio de metraje o más.

En términos de dirección y fotografía, lo más destacable es la parte del desierto, con su tierra color terraza y las montañas del Atlas cortadas a pico. Cierta escena al borde de un acantilado posee fuerza visual, mostrando la magnificencia pero también desolación del lugar en el que viven los bereberes. Aún así, no es nada destacable.

En resumen, nos encontramos ante una película que podría ser notable, pero que por falta de ingenio en una gran parte del metraje, se siente como un todo inconexo. Curiosamente, no es que le falte, sino que le sobra.
Jesús
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8
21 de mayo de 2022
30 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera que haya visto u oído algo de Eggers sabrá que es un director lejos de los convencionalismos. Por ello, sentía una gran curiosidad sobre esta epopeya vikinga basada en la historia real que inspiró a Hamlet. Con un gran presupuesto a sus espaldas (que por cierto, viendo la recaudación, dudo que vayan a recuperar en mucho tiempo), existía el miedo de que Robert dejara de ofrecer aquellas historias oscuras, crudas y enigmáticas que le habían convertido en un director de culto.

Afortunadamente, al menos para los espectadores, la película va más allá de una simple historia de venganza, y el diseño tétrico de Eggers, su dirección y todo aquello que lo hacen tan especial no se ha perdido por el camino.

Algo que merece la pena destacar, aunque era lo esperado, es el portentoso diseño visual y de sonido de la película. Los cánticos vikingos a voz de grito, los sonidos de las espadas al chocar y los escudos al quebrarse nos introducirán en aquel mundo salvaje como nunca antes se había hecho. A nivel visual, la mezcla de imaginería mítica con un realismo descarnado recuerda enormemente a los recursos utilizados por el gran Francis en aquella joya llamada Apocalyse Now, que no por nada es otro descenso a los infiernos del alma en un paraje desolador para la mente humana. Una Islandia poblada de dioses escandinavos similar a aquella jungla en la que Kurtz, como un dios venido de otro mundo más antiguo y cruel, se nos presenta por primera vez con un rostro pétreo.

Sin embargo, una de las gratas sorpresas que no esperaba era el potente tono shakesperiano del guion. Porque cualquiera que haya leído algo del bardo de Stratford reconocerá aquí aquellos diálogos sobre la sed de sangre y la más dulce venganza, sobre puñales ensangrentados en la noche más oscura, y sobre la estupidez de los hombres por tratar de huir de su destino. Y si no me creen, vayan a leer aquel banquete caníbal que se encuentra entre las páginas de Tito Andrónico o los asesinatos a sangre fría que llenan las escenas de Macbeth. Hasta la estructura de cinco actos de la película bebe mucho del teatro.

El único fallo que podría achacarse es la simpleza psicológica de los personajes. Sin embargo, siendo una historia que va directa a las entrañas, es algo difícil de percibir durante el metraje.

A destacar también las actuaciones de Taylor-Joy, que precisamente se dio a conocer con La Bruja, la primera película de Eggers, Skarsgard, con su presencia física de animal, y Claes Bang como Fjölnir, mostrándose cruel pero digno contendiente. Dafoe tampoco está nada mal, aunque es el papel de loco al que nos tiene más o menos acostumbrados.

En resumen, una epopeya vikinga digna de disfrutarse en pantalla grande.
Jesús
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4
10 de enero de 2023
27 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conocer los antecedentes de una película suele ser el mejor método para tratar de desentrañar sus misterios. Buscar quien es el realizador, qué películas ha hecho, el porqué de la génesis de una obra, cual es la razón de que exista. Sin embargo, a mi entender es algo que debe realizarse a posteriori. Primero la película debe interesar, debe recompensar ese tiempo perdido en su visionado. Y eso no es lo que nos encontramos aquí.

Sospecho del gusto de Skolimowski por Bresson y su Baltasar. Y, sin embargo, esta película indica que no es buen gusto el suyo; homenajear a Bresson (o a quien sea, sinceramente) no posee ningún mérito; cualquiera puede hacerlo si se es lo suficientemente obvio como aquí. Sospecho también, vistos los diálogos de “El cuchillo en el agua”, que hizo con un joven Polanski, de su gusto por lo enfermizo y malvado del ser humano. Y, sin embargo, las constantes puñaladas que lanza al espectador solo impactan por inesperadas, nunca dejando poso. Cuando llega la siguiente, ya se ha olvidado la anterior.

Las películas estructuradas por episodios tienen una virtud y un problema. La principal virtud es la variación: cada episodio es tan breve y diferente del anterior que es más sencillo introducir nuevos elementos constantemente. Su gran carencia es que siempre hay uno que es mejor que todos los demás, y los ensombrece. Esta película no es diferente en este sentido, siendo, para mi gusto, el episodio de la condesa el más destacable, simplemente por el giro de la escena por un simple gesto cortado en el montaje, que detallaré en el spoiler.

EO, que al final trata sobre el infortunio del ser humano, no deja de ser fallida. Fallida por no dejar de ser un homenaje; fallida por la debilidad de un guion desigual, que mezcla grandes escenas con otras que no lo son tanto. Y fallida, sobre todo, por el final. Jamás he visto una traición tan grande a un concepto. Todo el interés guardado hasta ese momento es tirado por la borda, como un mago que a mitad del truco se baja del escenario y le prende fuego. Más detalles en el spoiler.

No todo es malo, sin embargo. Auguro una gran carrera a Michal Dymek, el director de fotografía. Esta película no habría llegado a ninguna parte sin él. Sus imágenes serán, probablemente, lo único que recuerde. Lo único que deja poso tras tanta violencia y tanta tesis sobre la condición humana de parte de un hombre de ochenta años es, curiosamente, la belleza de los ojos de EO fotografiados por un polaco de 32 años con toda la vida por delante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jesús
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6
20 de febrero de 2023
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que al que lea esto, esta frase no le importará demasiado, pero allá va: en principio, no pensaba escribir ninguna crítica sobre ella. No porque sea tan extremadamente mala que no quede nada que decir sobre ella, ni tampoco tan excelentemente buena como para que cualquier palabra se quede pequeña. Nada más lejos de la realidad; es una película correcta, interesante si se es laxo, un poco del montón si se fuera algo más crítico. Que haya ganado tantos Goya me obliga un poco, sin embargo, a contar mi opinión y ver si realmente lo que pienso es cierto o no.

Los Goya que ha ganado da un poco la idea de por donde van los tiros: mejores diseños de producción, maquillaje, efectos. Es una película en la que se nota el dinero invertido, una gran producción, podríamos decir (cuyo coste no se recuperó en taquilla ni por asomo, por cierto). Y realmente, ahí se acaba todo: en un ejercicio técnicamente notable, nada ofensivo, pero al que le falta mucho poso dramático y personal.
Su mayor problema, quizá, es que trata de ser todas las películas carcelarias a la vez: hay aquí crítica social, intentos de fuga, motines. Toca muchos palos, demasiados, sin realmente meterse de lleno en ninguno de ellos. Y esa indefinición impide que destaque sobre las mejores del género: si quiero algo humano, tengo Cadena Perpetua, si quiero algo más técnico tengo Fuga de Alcatraz, y si quiero algo sobre motines tengo Celda 211, por fijarse en alguna que se haya hecho dentro de nuestras fronteras. La parte más social, la que muestra el sindicato de los presos, es de lejos la más interesante, por diferente y porque muestra una parte nada conocida de nuestra historia. Es una lástima el tándem Rafael Cobos\ Alberto Rodríguez no se enfocaran totalmente en ella.

En lo que se refiere a dirección, fotografía y montaje, están bien, pero tampoco vamos a recordar nada especial tras unos días. Alberto Rodríguez es bastante técnico y un tanto frío, y eso provoca que sus películas se acaben olvidando; a pesar de arrasar en premios, nadie habla ya de la Isla Mínima, y eso se debe a que, al igual que con esta, sus imágenes son estéticamente buenas, pero los sentimientos no acompañan. El Hombre de las Mil caras, con su imagen elegante y tono de cine negro me sigue pareciendo la mejor.

Las actuaciones están muy bien: España siempre ha tenido una muy buena cantera de actores, y eso no va a cambiar en el corto y medio plazo. Tanto Miguel Herrán como Javier Gutiérrez cargan con la película a sus espaldas, acompañados por secundarios como Tejero que protagonizan algunos de los mejores momentos del film.

En resumen, una película correcta, muy buena a nivel técnico, pero a la que le falta ese “algo” que la haga destacar sobre las demás.
Jesús
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