Por medio de una decena de historias de distinta duración y que cuentan diversas situaciones en torno a la infidelidad, esta película no busca tratar de poner en evidencia a los pecaminosos adúlteros ni tampoco exponer ninguna concluyente moraleja ética sobre la conveniencia de ser siempre bueno en esta vida con tu pareja.

Más al contrario, los ingeniosos capítulos en que se divide acaban conformando un perfecto decálogo sobre normas básicas e indispensables a seguir por todo aquel que sea o tenga intención de ser infiel a su parte contraria, con el fin de minimizar el riesgo de poder ser descubierto en alguna ocasión, a saber: no te líes con adolescentes veinte años menores que tú, no le cuentes a tu pareja nunca que le has sido infiel por mucho que te lo pida, no te traigas nunca a tu amante al domicilio conyugal, evita los amoríos con gente del trabajo, y así sucesivamente.

El desarrollo de toda esa trama es ágil por la estructura en que se cuentan los capítulos, y los toques de humor a la francesa están presentes por todas partes. Resulta bien entretenida y recomendable para ver.

Quizás lo peor sea ese final un tanto inverosímil, aunque puede que también nos venga a decir que, estando un infiel de por medio, cualquier cosa es posible...