Veo "Tierra prometida", la película que, protagonizada por Matt Damon y Frances McDormand, Gus Van Sant elabora acerca de la práctica -tan discutida- del 'fracking' (una nueva forma de extraer gas para la que hay que romper estratos rocosos en el subsuelo, usando agua a presión mezclada con arena y sustancias químicas). En este drama rural, que lleva como subtítulo "Todo el mundo tiene un precio", destaca su buena ambientación, su acertada fotografía, la natural interpretación de Frances McDormand, su bella música y su correción social (no olvidemos que el guión lo ha escrito y producido el actor principal a partir de una historia de Dave Eggers) pero, tratándose del director que es, he echado de menos un poco más denuncia social. Y así, la circunstancia de haber elaborado una obra más accesible al público a modo de telefilm de sobremesa, hace que no estemos ante una que, podría haber sido, la mejor película del año.