Sobre la base de un argumento de Alfonso Paso, Vicente Coello escribe un excelente guion. La química entre los personajes protagonistas hace el resto. Su profesionalidad es extraordinaria, sin desmerecer los secundarios. La gracia de Fernando Fernán Gómez está en que es cómico sin pretender demostrar que quiere serlo. Sesenta años después la cinta ha ganado en interés por el ambiente de la época en que se rodó y los escenarios de la Costa Brava catalana y de Barcelona, tal cómo estaban entonces, aparte de la juventud de los intérpretes principales, al inicio de sus largas y fructíferas trayectorias profesionales.