Muchas películas de espías tiene el defecto de ser demasiado embrolladas y esta es una de ellas. Interesa desde el principio pero, cuesta trabajo meterse dentro de ella, y es que el guión lo han complicado demasiado para que resulte entretenida, pero a ratos no se consigue por lo dicho anteriormente.
Sean Connery llena la pantalla él solo por su gran personalidad, y la belleza del físico de Michelle Pfeiffer se luce a lo largo del film. Contiene una serie de secundarios que hacen más atractivo este film.
Destacaría positivamente la excelente música de Jerry Goldsmith, que con un buen reproductor de sonido se puede apreciar notablemente y hace la película más digerible aunque no ayude a descifrarla.
Rodada con una excelente fotografía en formato panorámico con anamorfósis (Technovisión), asistimos a un buen viaje turístico a Rusia, lo cual distrae suficientemente para seguir viendo esta producción que boien contada hubiera sido sobresaliente.