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Voto de Scott Carey:
5
Thriller. Drama Terence McDonagh (Nicolas Cage), un teniente de la policía muy poco ejemplar, adicto al juego y a las drogas, investiga el asesinato de cinco inmigrantes senegaleses en Nueva Orleáns. Remake de la película "Teniente corrupto", dirigida por Abel Ferrara en 1992 y protagonizada por Harvey Keitel. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2010
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Dicen que las comparaciones son odiosas. Y es por este motivo que se debería hacer el esfuerzo de no comparar esta película con su homónima del año 1992 dirigida por Abel Ferrara. Odiosas, pero no inevitables. Y es que aún siendo dos películas que prácticamente lo único que comparten es el título, se hace difícil visionar esta última sin evocar mentalmente a su antecesora. Así, mientras Ferrara apostaba por un personaje principal atormentado por un fuerte sentimiento religioso, Werner Herzog aleja su film de toda intención espiritual para situarlo en un contexto puramente materialista, en una línea que podríamos considerar más nihilista. Terence McDonagh, el personaje interpretado por Nicolas Cage, carece de cualquier convicción ética y moral, y únicamente se mueve por el mero instinto de supervivencia. De esta forma, y a diferencia del teniente encarnado por Harvey Keitel, su lucha no es consigo mismo, sino que se reduce a los elementos exteriores.

De todas formas, y a pesar de ser un producto de un director tan personal como Herzog, el film peca de demasiado convencional. Las diferentes situaciones que se van plantenado no destacan precisamente por su gran originalidad y la historia reclama más empaque y fuerza. De hecho, si no fuera por la peculiar interpretación de Nicolas Cage (sobreactuada, desmedida, quizás irritante, pero con toques de genialidad), la película podría competir perfectamente con cualquier subproducto de estantería de videoclub. Así pues, el único punto de interés se reduce al trabajo de Cage encarnando al teniente McDonagh en un papel que le va como anillo al dedo. Sus habituales excesos interpretativos parecen aquí perfectamente justificados y dado el tono más bien mediocre del resto del conjunto, casi diría que resultan necesarios.

Otro de los aspectos que merecen destacarse es el contexto donde se sitúa la acción. Una Nueva Orleans devastada por el huracán Katrina se presenta como un marco ideal donde los personajes se mueven a ritmo de far west, sin más ley ni orden que el que ellos mismos establecen. Una ciudad que aunque conserva el misterio que la ha hecho popular, se nos presenta sin el encanto que exhibía en anteriores films. La decadencia física de sus calles sirven de acertada metáfora con que plasmar el pulso vital de sus habitantes.

En definitiva, un remake tan alejado en sus planteamientos del original, que hasta tengo ciertas dudas de que pueda ser considerado como tal. Mucho menos personal y bastante más convencional. Un film para un público más amplio, hecho a la medida de un Nicolas Cage que se revela como su único atractivo.
Scott Carey
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