Esta es una película en la que, a los cinco minutos, ya ha conseguido capturarte. Tiene todo para alejar al espectador de su propuesta, un actor anciano, cine independiente, ritmo pausado… y un robot. Como premisa deja mucho que desear pero un buen guión (con divertidos giros), una dirección magnifica y la SOBERBIA interpretación de Frank Langella convierten a “Un amigo para Frank” (estúpido titulo para “Robo & Frank”) en un producto infinitamente superior a lo habitual, te reconcilia con el cine y te lleva tranquilamente por un bonito camino hacia un desenlace sorprendentemente adulto que rompe con lo visto antes. Aunque bascula entre el drama y el humor, lo que cuenta es realmente interesante y no le duele prenda mostrarnos la parte más deprimente de la historia para llegar a donde pretende (la escena final es descorazonadora) y a pesar de eso uno siente que ha visto una película alegre, un canto a la vida, a la sabiduría, al amor por las pequeñas cosas y, sobre todo, la demostración que nunca es tarde para cambiar. Hay que ser muy valiente para aguantar una película así sobre tus hombros con la sola compañía de un (decididamente feo) robot pero Frank Langella (zorro viejo donde los haya) consigue el milagro y el magnífico equilibrio entre el drama y la parodia de sí mismo, bordeando sentimientos y riéndose de todo. Es sin duda un festival 100% Langella, hay que agradecer que aun queden papeles para actores que tienen mucho que demostrar (a pesar de su edad). “Un amigo para Frank” es sorprendentemente buena, mucho más de lo que parece a primera vista, y a pesar de algunas trampas infantiles en el guión, ese final es capaz de arreglar cualquier error anterior. Una gran película, una monumental sorpresa. Rabiosamente entretenida. Totalmente recomendable.