Comedia con protagonistas rayando la tercera edad que comienza como una de esas agradables comedietas inglesas asentadas en los tópicos de la campiña para, rápidamente, girar hacia un extraño slapstick donde sus protagonistas no dejan de hacer una tontería tras otra en Paris con la excusa de robar un gigantesco diamante a modo de venganza. Diamante… Paris… slpastick… en efecto, esto es un Blake Edwards de segunda división donde, a pesar de algunos golpes realmente brillantes, no consigue nunca levantar el vuelo y apenas nos arranca media docena de sonrisas basadas todas en gags visuales. Es sorprendente como para una comedia de acción se haya escogido a dos actores como Pierce Brosnan y Emma Thompson aunque, a juzgar por los resultados, tampoco es una mala elección. Emma Thompson es una maestra del humor gestual y aquí despliega todo su arsenal con bastante acierto, en cuanto a Pierce Brosnan tampoco hay nada que reprocharle, se esfuerza en hacerlo lo mejor que puede y consigue algunas escenas realmente divertidas (basadas siempre en la parodia de si mismo). Si a eso le añadimos sólidos secundarios como la divertida y otoñal pareja formada por Celia Imrie y un soberbio Timothy Spall, entonces la parte interpretativa está bastante conseguida. El guión flojea por todos lados y roza situaciones imposibles, pero eso tampoco es una tragedia porque las comedias como estas están en función del gag, no del conjunto. ¿Es graciosa una película de otoñales héroes intentando robar un diamante en París? Bueno, no aburre, pero tampoco es una obra maestra. Se deja ver con agrado, sueltas alguna que otra sonrisa y cuando llega la palabra FIN te dedicas a otra cosa.