Comedia de sal (muy) gruesa pero también algunos momentos (en exceso) moralizantes, que basa todo su encanto en ese enfrentamiento entre Seth Rogen y Zach Efron que funciona más que bien. Aunque reconozcámoslo, esto tampoco es un enfrentamiento shakespiriano, esto es humor y ambos (sobre todo Rogen) conocen perfectamente los resortes del humor. ¿Alguien creía que Zach Efron no tenía futuro en el cine más allá de las comedías adolescentes? Pues no. Sus últimas películas demuestran que es un actor sorprendentemente sólido. ¿Alguien creía que Seth Rogen sabía actuar más allá de poner cara de sorpresa o de borrachera? Pues tampoco. ¿Pero qué más da? Los dos actores encajan a la perfección tanto entre ellos como con la película e interactuando con unos solventes secundarios.

La comedia es más fresca de lo que parece y tiene algunos gags realmente divertidos, el subtexto sobre la edad y la madurez tampoco es demasiado denso y balancea con cordura la locura con la lógica, el guión no es malo, vamos, es más, me atrevería a decir que es un guión realmente bueno para el tipo de película que es. Un crossover entre las películas de fraternidades de los 80s y las comedias del eterno niño de Judd Apattow del siglo XXI. ¡Y funciona! El resultado es divertido, aunque no siempre, los actores cumplen con creces sus cometidos y la pareja Seth Rogen / Rose Byrne (aunque pareja imposible y sin química) tienen algunos diálogos realmente divertidos, en cuanto al enfrentamiento Seth Rogen / Zach Efron funciona mejor de lo que parece a primera vista, los actores se reparten el estrellato del filme de manera lógica y cumplen sus cometidos con creces. Una película divertida, moderadamente salvaje, de humor grueso pero no por ello una película estúpida. Recomendable, por supuesto.

Una película de humor grueso con un buen guión y buenas interpretaciones… sorprendente.