"Shangai Fortress" contiene lo mejor, aunque también lo peor, del cine de ciencia-ficción asiático. Lo mejor son unas escenas de acción vibrantes, unos buenos efectos especiales y cierta habilidad para captar la atención del espectador occidental. En la parte negativa hay que decir que la historia es un batiburrillo de otras historias (desde "Independence Day" a "El juego de Ender", pasando por "Starship troppers"), que los actores parecen estar en la pausa para el café de una serie de televisión y que las historias románticas son monótonas, tomando demasiado peso en el conjunto y desequilibrándolo.

Coges dos películas: una razonablemente buena de ciencia-ficción y otra razonablemente comercial de amores adolescentes, las unes dándoles quince minutos de metraje a cada una consecutivamente y ya tienes este batiburrillo que funciona a medias y que permanecerá en tu memoria tanto tiempo como una hoja de árbol en una noche de tormenta.

Como película de ciencia-ficción para adolescentes puede que funcione, pero se nota demasiado que está enfocada a un público no solamente asiático y esta mezcla de mil cosas (que pretende contentar a todos) nunca acaba de funcionar. Quizás por eso la haya comprado Nextflix para su catálogo: el típico producto gris que pretende contentar a todos los suscriptores.

Las películas asiáticas acostumbran a durar más de dos horas y (casi nunca) se hacen pesadas. En cambio, este "Shangai Fortress" dura 107 minutos y se hace eterno, además de contener un anticlímax final que convierte toda la película en un absurdo y deja al espectador con un extraño regusto en la boca. ¿Y si al final lo único que he visto es una película romántica para adolescentes disfrazada de sci-fi? Pues va a ser que sí.

Si no sois demasiado exigentes, echadle un vistazo. Para un sábado por la tarde entre cabezadas, pues que os funcione.