Insípido thriller erótico que desperdicia todas sus oportunidades para crear una especie de cuento que pretende rozar lo moralmente correcto y queda en lo mortalmente ridículo. No entiendo como el propio Erik Van Looy quien siete años antes había dirigido la cinta original en su país (Bélgica) desperdicia todo el material y lo pone en la onda del absurdo norteamericano. Donde en el original había mala leche y ritmo aquí hay corrección política y lentitud. Ni tan siquiera la sorpresa final consigue redimir este thriller plagado de flashbacks demasiado largos (que hacer parecer un flash forward el resto de la trama) y con unos actores desaprovechados. No es una buena película, puede que os parezca entretenida en algún momento (comienza razonablemente bien) pero se pierde en subtramas innecesarias y en un guión donde Wesley Strick parece haber cogido todo lo interesante del guión original de Bart De Pauw y ha construido una trama muy parecida a la película original pero nada entretenida.