¿Tiene sentido hacer un biopic de Mötley Crüe en el 2019? Quizás el éxito de otros biopocs como “Bohemian Rapsody” haya sido una buena noticia para arrancar esta adaptación de la biografía del grupo titulada “Los trapos sucios: Confesiones del grupo de rock más infame del mundo” que aquí ha sido reducida a “The dirt” (Lo sucio). Se agradece que Netflix apueste por algo que, de no ser en un VOD (Video on demand) de pago, nadie vería. No imagino a miles de espectadores acudiendo en masa a ver la historia de Mötley Crüe porque, reconozcámoslo, no son tan conocidos como pudieron serlo Queen. Ni Tommy Lee o Nikki Sixx son Freddie Mercury o Brian May, ni tampoco pertenecen a la cultura popular, al menos en nuestro país. El único espacio donde podría llevarse a cabo la estupidez de transformar en imágenes la biografía de Mötley Crüe (escrita a cuatro manos por sus protagonista) es un lugar como Netflix. Y hay que reconocer que el resultado es mejor de lo que uno podría esperar teniendo en cuenta la escasa paleta de colores que son las TV movies de Netflix (todas iguales, todas apáticas). Desde el comienzo este “The Dirt” ya exhibe sus intenciones transgresoras que la diferencias de otros biopics amables. A pesar de que son sus propios protagonistas quienes nos cuentan lo sucedido, aquí non se esconde nada, drogas, mujeres, violencia, delito… todo puede ser mostrado porque todo debe ser mostrado (ya que sucedió) e incluso con todo lo políticamente incorrecto que hay en la película, sigue pareciendo que se han callado algunas cosas. Y quizás ese sea el problema de “The dirt”, que lo que debería ser una biografía acaba convirtiéndose en un cliché donde acudimos a los desfases de sus protagonistas y transformando al espectador en un mero voyeur que se ha colado en todas esas fiestas.

Cinematográficamente la película no tiene demasiadas virtudes mas allá de la historia que cuenta, está rodada con oficio, los interpretes están correctos y no pretende ningún virtuosismo. Esto es lo mas cercano a leer una biografía con todo lo que comporta. Y si la biografía está mas centrada en perpetuar la historia de fiesteros de los Mötley Crüe en vez de contarnos sus historias personales, la película refleja eso. Falta profundidad dramática y sobran cervezas, por decirlo de otra manera. Lo bueno es que la película tiene bastante ritmo, nunca aburre y está trufada de momentos épicos para los amantes del rock & roll. Quizás a quienes no conocen a Mötley Crüe les cueste acercarse a este producto y quienes los adoran, creerán que es una peliculita sin más. Pero vale la pena verla porque es honesta, es divertida y, sobre todo, es un producto correcto. Lo cual, viniendo de Netflix, es casi un milagro.