Vale, tenemos un videojuego exitoso con un coche a toda velocidad por boscosas carreteras, perseguido por policías y compitiendo contra otros coches. O sea, para que gastar en neuronas cuando los diseñadores del videojuego ya lo han hecho por nosotros. A copiar. Aunque eso funciona en el videojuego porque nos creemos invencibles y si nuestro coche se estrella no debemos llamar al seguro ni tampoco ir al mecánico, menos aun rompernos algún hueso. Eso mola, definitivamente. Así pues, ahora que tenemos una exitosa franquicia de videojuegos, hagamos lo que hacen todos: cojamos a un actor medianamente famoso (Aaron Paul de “Breaking Bad”) y le ponemos a los mandos de ese mismo coche de videojuego, la cosa debería funcionar porque la franquicia “Fast and Furious” demostró que lo de los coches a toda velocidad da mucho dinero si se hace bien, además tenemos todos esos efectos por ordenador para hacerlo todo aun mas grande y mas ruidoso. Pero no. En “Need for Speed” no lo han hecho tan bien como deberían porque este pastiche de videojuego es tan torpe que asusta y ni tan solo las persecuciones consiguen emocionar lo que en un videojuego o en otras películas similares sí que funcionó. Aaron Paul no está mal en su papel pero no da la talla para aguantar toda la película, los secundarios son superfluos y el villano tiene tanto carisma como un gato atropellado a medianoche. Todo en “Need for speed” es soso, está encorsetado, es lento y aburrido. La excusa se ve venir desde la primera escena (así como el desenlace) y los giros argumentales son inexistentes. ¿Para qué arriesgar? En un videojuego no arriesgan… ¿No? Pero resulta que un videojuego no necesita de la carga dramática de una película. Y “Need for Speed” tiene tanta carga dramática (o tan creíble) como un anuncio de compresas. “Need for Speed” no es una mala película sobre todo si te gustan las persecuciones de coches o eres fan del videojuego pero de eso a una buena película hay un largo camino que “Need for Speed” no se ha atrevido a recorrer ni con todos esos rapidísimos coches.