La diferencia entre una película de Clint Eastwood y una película interpretada por Clint Eastwood es que si eres un director novel y pretendes emular el cine de Eastwood tienes todos los números para pegarte una soberana ostia, a pesar de que Eastwood te regale otra de sus memorables actuaciones. “Golpe de efecto” es ñoña pero también es entretenida y a pesar de tener la apariencia de un telefilme de sábado por la tarde, consigue buenos momentos gracias en gran medida a la química entre los actores. Una película menor de lo que parece que, sin ser mala, no resiste la más mínima comparación con lo que pretende alcanzar (sobre todo si intentas recrear una edulcorada fotocopia del personaje de viejo gruñón de “Gran Torino”). La película tiene un guión endeble (la parte final es aburrida a más no poder), una dirección sosa y unos actores soberbios. El resultado es algo soportable y ligeramente entretenido, como una –en apariencia- magnifica ensalada que puede parecer sabrosa pero que, además de no serlo, nos deja con hambre.