El film se centra en Nathalie Chazeaux (Isabelle Huppert), una experimentada profesora de filosofía de unos sesenta años que recibe varios golpes en su idílica vida, especialmente alrededor de su pareja y su madre, en menor medida de sus hijos. El metraje transcurre en como ella debe afrontar todas estas dificultades, más nuevas vivencias que va teniendo que la llevan a replantear su vida.

Ahora bien, de forma indudable hay que ponerse a pensar que tanto estos golpes van a ser de provecho para Nathalie, puesto que también se puede pensar en la libertad obtenida tras esos quiebres ya mencionados, libertad de la que hace mucho tiempo atrás la protagonista no contaba, esto la lleva a visualizar y experimentar nuevas cosas.

Mia Hansen Løve termina construyendo una propuesta sólida, sin mucha galantería ni vueltas, y lo más importante, sin un sentimentalismo barato que llegue a entorpecer la obra, por el contrario, la directora muestra un relato sublime, hermoso y honesto. Todo en gran parte gracias a la perfecta actuación de Huppert, quien resulta siempre un lujo verla en pantalla grande.

L’avenir es evidentemente un largometraje intimista que ahonda en su protagonista, un retrato oportuno de una época de la vida que ya de por sí puede resultar compleja (alejamiento de los hijos porque realizan sus propias vidas), que se condimenta con otras situaciones que aunque pueden ser inherentes en la vida de las personas siempre ofrecen dificultades.

Ahí es donde lo que hace Løve toma tanta importancia, puesto que lo que relata son cuestiones cotidianas, la brillantez radica en como seduce al espectador para generar el interés que consigue, llenando su film de humanismo y sensibilidad.