Durante la II Guerra mundial, los Sonderkommandos o comando especiales, en castellano, eran un grupo de prisioneros organizado por los nazis, los cuales se encargaban de quemar los cuerpos y limpiar las cámaras de gas. Un grupo que evidentemente tenía ciertos privilegios pero que de igual forma eran maltratados, agredidos y humillados. La labor que realizaban era moralmente bastante cuestionable, pero era eso o morir inmediatamente.

Uno de estos hombres es Saul (Géza Röhrig), quien durante la llegada de un grupo de prisioneros y su posterior muerte, se interesa en un niño que aunque sobrevive a la cámara de gas es posteriormente asesinado, su deseo y fin durante la película es buscar un rabino para de alguna forma enterrarlo como su fe lo amerita, al menos lo más cercano a eso.

Saul fia es un film sobre la II Guerra Mundial, pero que da una perspectiva completamente diferente, se centra en un campo de concentración, sin embargo, por la forma en como Nemes presenta el largometraje, esto pasa a un difuso segundo plano, al punto de que se muestra absolutamente fuera de foco.

La cámara, y por ende el espectador, sigue en casi todo momento al protagonista, pero de tal forma que está tan cerca suyo que es lo único que se ve claramente. Mientras que a su alrededor, pareciera ocurrir un verdadero fin del mundo, un caos que pareciera propio de una representación del infierno en la tierra.

Por esta forma de presentar el largometraje, todo el peso recae en Röhrig, quien hace un trabajo sublime. En ese andar laberíntico que debe realizar su personaje debido a esa idea que se le metió en la cabeza de enterrar a ese niño. El enfoque es total en él, lo que sucede alrededor no importa, ni para él ni para el director, por más que sea un contexto totalmente agresivo.

El film dispone de recurrentes planos secuencias, consiguiendo unas coreografías realmente espectaculares con ese caos que reina a su alrededor. Aquí hay que destacar el sonido, es una labor impresionante que lleva a la obra a otro nivel, por momentos un film de guerra, pero en otros de completo terror, algo increíble.

Argumentalmente la película es muy sugestiva, hay un evidente juego de parte de Nemes y Clara Royer en el guion que conforman, todo este proceso que vive el protagonista que lo ciega frente a la violencia que vive a su alrededor, una especie de sed insaciable de locura y pérdida de la realidad.

Sin duda un film potente, donde estoy consciente que su forma podría afectar a ciertas personas, que quizá no se adapten a ella o les resulte cansina. Un debut inmejorable el de Nemes al que sin duda, hay que seguirle la pista. Magnífica.