Película absorbente que se desarrolla en torno al asesinato de la esposa de Justin, un diplomático británico en Kenia. Tras su muerte, poco a poco comienza develando todo lo que sucedió con ella, ¿en qué estaba involucrada? ¿Contra quienes y por qué?

Una historia de amor entretejida junto con conspiraciones de empresas inescrupulosas (en este caso farmacéuticas), que simplemente buscan sacar provecho económico antes de lo que uno pensaría que es más importante para ellos, léase la salud humana.

Conforme avanza el metraje, el personaje de Justin comienza a sufrir una transformación, llega a tener conciencia de todo lo que sucede en el país y en términos generales en todo el continente africano.

The Constant Gardener es sin duda un film fuerte, que presenta una dura realidad que no se puede obviar ni dejar de lado, muestra sin tapujo el aprovechamiento de los países “desarrollados” en contra de los “subdesarrollados”, en una trama que va de la mano con la conspiración y el thriller.

El final es claro y se puede pensar que idóneo (quizá lo sea), pero la resolución del problema se me hizo muy apresurado, puede que le haya faltado un mejor desarrollo, correctas actuaciones y un film que cumple como denuncia y cumple como película.