Película ambientada en una pequeña villa rural en Corea del Sur, en este lugar se comienzan a suceder una serie de extraños asesinatos que perturban a toda la población local. El filme toma como protagonista a Jong-goo (Do-won Kwak), un policía que empieza a investigar los eventos y que ve como su hija comienza a verse directamente afectada.

Un misterioso japonés (Jun Kunimura) que vive como ermitaño en el bosque empieza a ser el principal sospechoso de estos eventos, mientras que la aparición de una mujer (Woo-hee Chun) funciona como guía para la dilucidación de todo lo que está pasando.

Goksung es el tercer largometraje del realizador Na Hong-jin, quien con Hwanghae (El mar amarillo, 2010) había ofrecido un potente y exagerado thriller. El presente trabajo sigue la línea del terror y la intriga, donde la incidencia de lo sobrenatural tiene muchísimo que ver, donde el director explota al máximo los tópicos de estos géneros.

El guion es autoría del propio Hong-jin, quien resulta ser un tanto caótico a la hora de mostrar su historia, a la película le cuesta tomar una forma y un ritmo idóneo, es molesto porque no se sienta base alguna sobre los hechos que acontecerán.

El problema para Goksung es que todo se pierde en la superficialidad, evidentemente se está ante una ficción, pero el director exagera tanto en cuanto a representaciones construidas que se pierde, por ejemplo, el ritual-exorcismo a medio metraje: baile extraño, música, movimientos de cámara, alaridos, todo para nada.

Es por este motivo que a pesar de lo bien realizada que está, en cuanto a interpretaciones, el trabajo de fotografía e incluso los efectos (el cierre es genial en este sentido), su argumento se pierde mucho y da muchas vueltas, de ahí que su extenso metraje no resulte satisfactorio. A medio camino.