La premisa se me hacía sensacional, intentar cazar (bueno primero encontrar) un animal que se cree extinto desde alrededor de 1934. Con un actor de lujo como lo es Dafoe que encarna de excelente forma a Martin David, el cazador encargado de buscar al tigre de Tasmania.

La introducción es excelente, de forma rápida y sencilla nos meten de lleno en esta atractiva trama. Sin embargo, el filme se desvía (no totalmente) de ese eje principal para caer en cierto drama familiar.

Con todo y esto la película sienta bien, nunca decae en la búsqueda del animal ni se siente reiterativo. Y a su vez se lleva bien la situación de esa familia y la desaparición del zoólogo.

A fin de cuentas Martin David se da cuenta que está en una situación que pareciera nunca va a acabar, otros cazadores, investigadores, ambientalistas, taladores y demás personas que intervienen en su búsqueda.

Se da cuenta que todo resulta ser algo más grande de lo que a simple vista cree, o de la percepción que tenía en un inicio. El final es triste pero comprensible, el cazador quiere acabar con todos los problemas que acaecen debido a la leyenda de que este animal continúa con vida.