La película inicia con un concierto y una canción de rock con una letra que echa a tierra los diez mandamientos. Genial forma de iniciar, la última parte del decálogo.

Dos hermanos totalmente diferentes vuelven a verse y a relacionarse después de la muerte de su padre. Son dos tipos totalmente diferentes pero que se unen después de ese evento y de encontrar un verdadero tesoro en la colección de estampillas de su padre.

Primero desean vender la colección, al darse cuenta del extraordinario valor que tiene y del trabajo que le costó a su padre hacerla, comienzan a tomar medidas para que evitar que se las roben.

Sin embargo todo cambia, ese deseo por vender las estampillas cambia por otro, buscar una valiosa estampilla que su padre luchó toda su vida por encontrar.

Ahí es donde la película da una enorme sorpresa, un giro en la trama formidable, todo a raíz de un descabellado trueque. Genial conclusión, genial película.