Película ambientada en los años sesenta que tiene como protagonista a Spider (Ralph Fiennes), un hombre que apenas aparece en escena nos damos cuenta que tiene cierto desequilibrio mental, él llega instalarse en una especie de asilo para intentar reinsertarse en la sociedad.

La desorientación que parece tener este personaje al inicio del film se la transmite al espectador, genera interés ver qué es lo que sucede y le sucedió. Pronto las preguntas se empezaran a develar cuando Spider comienza a rememorar su infancia, mientras escribe cada recuerdo en una libreta.

Poco a poco Cronenberg nos irá develando ciertas cosas como piezas de rompecabezas que finalmente encajarán sobre el final de la película, con esto debo admitir que la trama se vuelve predecible en algunos de esos puntos, cuando se capta el argumento ya se sabe por dónde irá la historia, el asunto es cómo, ahí es donde tiene valor porque mantiene el interés.

La película se sirve de portentosas actuaciones del elenco, en especial Ralph Fiennes que demuestra lo buen actor que es, al igual que Miranda Richardson que se vuelve camaleónica de acuerdo a los dos personajes que interpreta, sin duda uno de los puntos más altos.

Además cuenta con una ambientación bastante tétrica por llamarlo de alguna forma, la sordidez de la mente de Spider se traslada fielmente a la pantalla, como no podía ser de otra forma para un realizador como Cronenberg, buena película.