Sergio "Patón" Bonnassiolle es un futbolista del equipo de Talleres, de las divisiones inferiores del fútbol argentino, capitán e ídolo, probablemente contención, de los que meten la pierna, tosco, fuerte, lleno de experiencia en la cancha, maduro, más cerca de los 40 que de los 30. Patón comienza a plantearse el retiro de su carrera profesional, pero como sucede en muchos casos en dicho país y estoy seguro que a lo largo de latinoamérica, este corte abrupto resulta ser un problema alrededor de la pregunta existencial: ¿qué hacer después del fútbol?

Es así como la historia del guion escrito por el propio Biniez se parte hacia dos vertientes, por un lado, en el aspecto deportivo como vive sus últimos días con sus compañeros, entrenador y directivos, mientras que por otro, enfocado en la relación con su esposa y sus padres, además de la búsqueda con su pareja de ponerse un negocio de algo para salir adelante y que el protagonista saque sus estudios.

El debut de este realizador con Gigante (2009) fue brillante, este film sigue la misma línea de ingenio y solvencia narrativa, eso sí, en una obra totalmente distinta a su predecesora. En palabras de su propio director le gusta experimentar e ir cambiando, por lo que probablemente su tercer largometraje sea igual de distinto. Yo le llamo un tipo que estará en constante evolución.

El 5 de Talleres logra crear una muy buena ambientación, toda esa onda futbolera tan propia de Argentina está muy bien representada, evidentemente se utilizan instalaciones deportivas verdaderas, pero cuestiones como afición, cánticos e incluso los partidos están muy bien tratados. En ese sentido la propuesta resulta siempre creíble.

El drama manejado en torno al futbolista al borde del retiro es también muy efectivo, Patón cuenta con el apoyo de su esposa (Julieta Zylberberg) quien lo impulsa a salir adelante. La comedia está muy bien manejada, hay varios tramos hilarantes, que se acuerpan muy bien con el relato y con la cultura futbolera. Una agradable película.