En 2008 Matt Reeves presentó Cloverfield, con guion de Drew Goddard, una obra de “metraje encontrado” sobre un monstruo que aparece en New York. Este año Dan Trachtenberg presenta su Ópera prima, con guion de Damien Chazelle, Josh Campbell y Matthew Stuecken, quienes toman la idea del film original para seguir una línea histórica que sucede poco tiempo después de dichos eventos. Es independiente pero entrelaza algunos conceptos.

Cuando ocurre el “apocalipsis” del monstruo, Howard (John Goodman), un paranoico tipo quien había construido un búnker previendo algún peligro (de este tipo, una guerra, o lo que fuera), secuestra a Michelle (Mary Elizabeth Winstead) y se la lleva a ese lugar, donde convivirán junto a Emmett (John Gallagher Jr.), quién ayudó a construir el refugio y le pidió al dueño que lo dejara mantenerse ahí.

Trachtenberg demuestra su talento desde los primeros minutos, consigue primero un gran manejo del thriller y la intriga, llamando la atención del espectador en todo momento, el cierre del film se aleja de esto y se acerca más al cine de extraterrestres y de acción, se siente un bajonazo en el ritmo que llevaba el largometraje pero esto no lo amaina totalmente.

Lo otro que consigue muy bien el novel realizador es la dirección, gran parte de los 103 minutos de duración se desarrollan dentro de este bunker, un lugar que a pesar de que es grande es un espacio obviamente reducido. Con esto consigue que el film nunca se vuelva cansino, el interés se mantiene y fortalece los aspectos de la trama ya mencionados.

Con un elenco reducido logra también una buena dirección de actores, eso sí, la labor de John Goodman es simplemente brutal, un manejo de caracteres imprescindible para el buen funcionamiento del argumento, sin duda una gran interpretación. Finalmente, mencionar la encomiable labor de Bear McCreary en el apartado musical, de forma fina maneja la tensión del argumento complementándolo muy bien. Gran película.