Y menudo regalo!!! A simple vista esta Hannah Montana no deja de ser otro gran negocio de Disney a la desesperada por recuperar los laureles del pasado, como ya hiciera con Bolt. Cierto es que Disney se deja el talento, la bondad y todas sus señas de identidad en el cajón y se rinde al más puro negocio y a eso es a lo que nos tenemos que rendir nosotros también al verla, al negocio, esta película es capitalismo en estado puro, así que gocémosla: compremos el cubo de palomitas más grande, la bebida más azucarada y cara y una buena bolsa de golosinas y gocemos de esta Miley Cirus en pleno estado de gracia. No pasará a la historia por ser un alarde de originalidad pero si Disney me ha querido vender la moto, me la ha vendido y me alegro de la compra. JUANVI VALENCIA