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España España · Madrid
Voto de Shanto:
6
Intriga. Drama En 1947, Holmes vive retirado en una remota granja de Sussex con un ama de llaves y el hijo de ésta. Cumplidos los 93 años, su memoria y su capacidad intelectual empiezan a deteriorarse. Su rutinaria vida se limita al cuidado de su colmena, a la escritura de su diario y a la lucha contra su pérdida de facultades. De repente, se le presenta un caso desconocido hasta el momento. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi todas las producciones de la BBC cuidan con exquisito esmero la ambientación de sus películas, sobre todo si los escenarios corresponden a épocas victorianas. Con un personaje tan carismático como el mítico Sherlock Holmes, Bill Condon, artífice de dos ediciones de la inaguantable saga Crepúsculo, no es capaz de llevar a buen término una historia que podía haber resultado mucho más estimulante. El argumento en sí no da para mucho, incluso peca de sensiblero y poco creíble, mas estos defectos quedan oscurecidos por el imperial resplandor de un Ian McKellen extraordinario, una interpretación cumbre que añadir a su larga lista de éxitos cinematográficos.

El viejo Mr. Holmes, con sus 93 años, queda retratado en sus penurias, sus achaques y su soledad por un actor que sabe exprimir hasta el máximo la riqueza del personaje. El niño Milo Parker destaca en su solvente interpretación de hijo del ama de llaves (una Laura Linney en un papel diferente a sus habituales roles), mientras que a Hiroyuki Sanada le falta "carne" en su papel, lejos de la gran interpretación que nos regaló como verdugo de Colin Firth en "El gran viaje", y está más en consonancia con ese personaje impersonal que vaga lastimosamente en la plúmbea serie "Helix".

Sin duda, lo mejor de la película es el rostro de McKellen-Holmes (muchos primeros planos) con la mueca del dolor, la vejez, la impotencia y la soledad diseñando los surcos de su piel como inevitable paisaje marcado por el tiempo, que solo en alguna ocasión, cuando la chispa de la inspiración vuelve a su mente, retrocede al mito que fue y al que la vida se encargó de no permitirle continuar. Un final idílico y sentimentaloide desluce el desenlace, pero siempre edulcorado por los preciosos paisajes y la más que aseada música.
Shanto
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