Es una lástima que sea un remake. El cine japonés tiene una serie de características que es mejor conocer antes de verlo. Un ritmo muy muy muy lento, una elegante puesta en escena y una sensibilidad especial.
Aquí vemos todas esas características. Un ritmo lento (dos horas y media), pero no aburrido porque pasan cosas, la trama está bien armada y no tienen malos personajes en absoluto. La parte final es tan conmovedora como lenta.
Un reparto bien elegido y que cumple y hace creíbles los personajes.
Una fotografía espectacular y unos encuadres exquisitos (lo mejor de la película), muy bien elegidos y muy bien pensados. Todo ello bajo la inteligente dirección de Yoji Yamada.
Sin olvidar la preciosa banda sonora.
Es una película bonita, sí. Pero, no es una película original, el hecho de que sea un remake es lo que hace que no tenga mejor puntuación. Se puede hacer un remake cambiando cosas o dándole un nuevo enfoque, pero aquí parece que no.
Está bien copiada, eso sí.