Actualmente se le reprocha al cine hollywoodense la falta de originalidad y creatividad de sus propuestas, ya que se limitan a adaptaciones de libros "best-seller", de cómics o refritos de éxitos anteriores. Hace falta observar cine original, de autor, que te cuente una historia novedosa y, en pleno 2014 Alejandro González Iñárritu, el director de películas como "Amores Perros" (2000) o "Babel" (2006), nos entrega un tour de force visualmente sorprendente.
Gracias a un elenco espectacular y a una dirección fenomenal, el filme fluye muy bien, sumergiéndonos en el mundo cambiante de la fama, donde un día puedes estar arriba, en la cima, pero de un pronto a otro caer y encontrarte fracasado.
La historia gira en torno a Riggan Thompson, un actor que se hizo famoso por que en su juventud interpretó a un superhéroe llamado Birdman en una serie de películas homónimas, pero que ahora fracasado, quiere darle un nuevo rumbo a su vida y familia luchando con su ego y montando una obra teatral en Birdman.
Todos los elementos sobresalen y quiero empezar alabando al magnífico guión escrito por el mismo González Iñárritu junto a sus compañeros Armando Bo, Alexander Dinelaris Jr. y Nicolás Giacobone. Se cuenta que mientras se rodaba la película, tuvo que ser modificado muchas veces. Los diálogos son chispeantes de originalidad y contienen un humor negro impresionante, que nos hace reír y a la vez reflexionar sobre la sociedad y nuestra personalidad. Otro elementos sobresaliente es el (falso) plano-secuencia que nos va narrando el filme como si fuese una propia obra de teatro. Obviamente es una tarea muy difícil, al ser falso quiere decir que no se grabó toda la película en una toma, sino que todo lo filmado se unió para simular el efecto de plano-secuencia, es por eso que también hay que alabar el montaje de Stephen Mirrione y Douglas Crise.
Las actuaciones son el platillo fuerte de la historia, empezando por un Keaton que vuelve al espéctaculo con una interpretación monumental, pero también Emma Stone, Edward Norton, Naomi Watts y especialmente Zach Galifianakis logran actuaciones de calidad.
La fotografía de Emmanuel Lubezki es perfecta, la música de Antonio Sanchéz magnífica y que decir del diseño de producción, una labor interesante.
Por último se debe agradecer a Iñárritu, ya que nos regala un platillo delicioso, que sorprende, que se disfruta y hace ver que todavía existen ideas en Hollywood.