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España España · Fodo de Bikini
Voto de El Replicante:
8
Drama La película se inspira en la obra "Cristo cargando la cruz" del pintor flamenco Pieter Brueghel "el Viejo". Se eligieron doce personajes del cuadro y sus historias se combinaron con los avatares de la creación de la tela. Majewski pintó los decorados y se utilizó lo último en técnicas digitales para incorporar a los actores al mundo de Brueghel. La película se exhibió en Sundance. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso ver a este actor, Rutger Hauer, interpretando a Pieter Brueghel "el Viejo" autor de una obra tan compleja y a la vez tan clara y elocuente, como es la que ha inspirado al realizador polaco, cuando el mismo Rutger Hauer formó parte de otro cuadro, esta vez en movimiento, la obra fue “Blade Runner”, Hauer ejercía de maestro de “ceremonias y defunciones” en una película que simbolizaba de forma directa los sentimientos y cobardías de una sociedad y en la que nos hacía recapacitar sobre nuestra (poca) humanidad.
En “El Molino y La Cruz” el director, Lech Majewski, hace algo innovador y sorprendente, da vida a las figuras estáticas de las que pocos sabemos. Con lo que no solo asistimos a la creación de una obra sino que presenciamos al origen de un momento histórico, el cual está marcado, por la desgracia y el dolor de un pueblo, Flandes, pero también está marcado por el drama, un drama que Lech Majewski, desmenuza como un cirujano, para contarnos de cerca la vida de doce personajes de la pintura del “Camino al Calvario”.
Puede sorprender que la historia apenas si tiene diálogos, Majewski lo que pretende es que al igual que un museo las imágenes hablen por si solas, que nos paremos a mirar y a observar, encontrar hasta el más mínimo detalle,(las inmensas escaleras para subir al Molino simbolizando el cielo, las aspas del Molino paradas mostrando la cruz, esa Vía Crucis que recorren los tres ajusticiados, el niño que espía a su madre, los leñadores eligiendo arboles…) pero ahora con movimiento…cada personaje con una historia detrás…cada acción con su anterior repercusión…cada parte del cuadro por un motivo. Un sorprendente ejercicio artístico, primero de Pieter Brueghel, por supuesto, y después del realizador polaco. Una ambientación cuidadísima y un vestuario que tardaron un año en confeccionar, dan señales que “El Molino y la Cruz” no se ha hecho a la ligera sino con paciencia y a fuego lento.
Una película que es belleza por donde la mires, bien construida y bien desarrollada. Recomendada a los amantes de séptimo arte en estado puro pero por supuesto a gente admiradora de la pintura y las obras de arte.
Lo peor: que vayas al museo y los cuadros no tengan vida.

www.cine-autor.com
El Replicante
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