Ya lo hizo “Bullhead” 2011, Matthias Schoenaerts es un animal, un animal como actor y un animal eligiendo papeles que le van como anillo al dedo, donde puede presumir como actor y además de presumir con su imponente figura. En “Bullhead”2011 nos convenció rotundamente con el papel de un ganadero dopado hasta las pestañas, que vivía en guerra con el mundo después de sufrir un accidente de niño, el cual marco su futuro y su carácter para siempre.
En esta “De Oxido y Huesos” interpreta a un ex-boxeador, aunque realmente sabemos poco de su pasado, solo que en su mochila lleva a un niño de 5 años, su hijo, y que la madre de este nunca llega. Hasta ahí el drama parece estar servido, pero Jacques Audiard, el autor de la premiadísima “Un Prophète” 2009 ,película que indaga también en la lucha personal de un preso, Malik, que tiene en su deber sobrevivir como pueda en este medio tan peligroso y violento, vuelve ahora, por ese camino tan bien conocido para él, y nos cuenta una historia bien forjada y por supuesto bien, muy bien interpretada tanto por Matthias Schoenaerts como por Marion Cotillard, la que parecía relegada a papeles secundarios, sin menos preciar su gran trabajo hecho en ellos, “Origen”2010, “The Dark Knight Rises” 2012 o “Contagion”2011 en lo que ha sido dirigida por grandes directores como Nolan o Soderbergh. Dejando atrás esta trayectoria, envidiable por cierto, Cotillard se atreve con un papel principal y cuanto menos difícil, con el que la francesa presume de ser una actriz en la que su valía no necesita justificación. La pareja protagonista crea una simbiosis perfecta en la alcanzan a sumergirnos en esta historia de superación, amor y dolor, sobre todo dolor.
Ali es un “animal” difícil de sujetar, el marca su camino con el mismo instinto que cualquier fiera irracional. Ali sigue sus instintos primarios él come, duerme, pelea y se aparea como el macho alpha de una manada, pero sin manada, sin ataduras… incluso sin familia, es difícil que asuma sus responsabilidades. Stéphanie trabaja en un parque acuático adiestrando a bestias tan gigantes y salvajes como las orcas, quizás sea ese el motivo por el cual ella se sienta atraída por Ali, un ser indomable que su terapia de relajación es pelear en combates ilegales.
La historia pierde un poco de fuelle en su segunda mitad, pero no obstante nos atrapa hasta su desenlace y nos premia con un exquisito comienzo, y aunque digan que tiene un ramalazo comercial la película es totalmente recomendable, tiene ese punto de Jacques Audiard tan propio al que nos ha acostumbrado. Brava es también la labor maquillaje y efectos, las escenas de Stéphanie son verdaderamente realistas.
Una historia en la que la fusión de la carne, los huesos y el metal (oxidado) bailan al compás de una preciosa historia de amor, salvaje y brutal!!

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