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España España · santa cruz de tenerife
Voto de argonauta:
3
Drama Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
30 de noviembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrence Mallick trabaja desde el impulso. Se deja llevar por esas pulsiones inconscientes que todos tenemos y las utiliza en su desorganización del trabajo. El arte, para él, se ha convertido en el “camino”. Es decir, vive según se siente en cada momento. Debe existir algún tipo de guión, sin duda, pero es más una excusa y, sobre todo, una justificación para los que ponen el dinero. Mallick sólo valora el presente. Por eso es capaz de llenar la pantalla durante los primeros veinte minutos con imágenes tomadas con puestas de sol. No le importa que su utilización sea redundante y reviente el discurso “natural” de lo que se “pretende” contar. Incluso su “fascinación” por la vida, en su conjunto, es tan poderosa, que no le importa en abandonar a los “personajes” que acaba de presentar y adentrarse en los territorios embriagadores de un documental del inicio, desarrollo y sublimación estética del mundo natural. Su mirada, su anhelo por integrar todo aquello que le conmueve, le lleva a crear un pastiche estéticamente fascinante pero que consigue que nos perdamos en el universo “Mallick”. Todo ello ocurre por la valoración suprema que el director hace de su propio inconsciente. Creo que estamos ante un trabajo que podría calificarse de surrealista, donde lo onírico, el ensueño, tiene más importancia que lo consciente, lo racional. En un momento dado, consigue hilar un discurso cuando vuelve a mirar a sus personajes, y los coloca en un espacio cronológico coherente. Es ahí donde el cine aparece por primera vez. Por fin, nos podemos “identificar” con las emociones y circunstancias que “viven” los personajes. Es una pequeña concesión. Mallick no está demasiado interesado en lo que les pasa. Su verdadera obsesión es su conciencia de la fragilidad de la vida y su temor a la muerte. Utiliza sus personajes como marionetas al servicio de sus obsesiones. Por eso la dirección de actores y movimiento de cámara es tan anárquica y arbitraria. Para él sólo vale el momento, la inspiración del ahora, por que el futuro es algo muy lejano con lo que no se puede contar. Es un celebrador del Carpe Diem. El drama para él es que, aplicado al arte de contar historias en imágenes, se olvida de una parte importantísima de la misma: el público. Lo maravilloso del arte está en su capacidad para comunicar. Respeto y valoro los procesos inconscientes en la creación de una obra artística, pero esta película es una clara demostración del fracaso cuando gran parte de lo que se hace se realiza desde el inconsciente. Estoy convencido de que gran parte de las personas que vean esta película se sentirán ajenas a lo que ocurre en la pantalla, ni más ni menos por que son el reflejo de las angustias personales de un creador que pone el cine al servicio de su propio Yo. Terrence Mallick debería salir un poquito más de sí mismo.
argonauta
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