Hace un tiempo, cuando uno oía, o leía, que cierto director, o cierta productora, tenía en mente sacar una nueva película de ciencia ficción, lo primero que se le venía a la cabeza, eran batallas espaciales entre hombres y alienígenas, con viajes temporales imposibles y maquinaria inalcanzable, culpa de ello la tienen grandes historias como Star Wars, El Quinto Elemento, La guerra de los mundos o el mismísimo E.T. el extraterrestre, historias (estas entre otras) llenas de una imaginación tremenda que hicieron, y hacen, de todo esto un género totalmente imprescindible para la industria cinematográfica. Pero algo nuevo está surgiendo, como dirían los jedi “presiento una perturbación en la fuerza“, y es que, películas como Gravity, Interstellar y ahora The Martian, dejan muy claro que se puede hacer ciencia ficción de mucha calidad sin necesidad de recurrir a galaxias inventadas, informática desquiciada o criaturas extrañas. Centrándose en llevar al espectador a mundos que si que si existen, pero que son igual de mágicos, y haciéndole empatizar con personajes totalmente humanos, llevados a la supervivencia extrema en situaciones mucho más “realistas”.

Y sobre esto se construye The Martian, un film de supervivencia espacial, que nos cuenta la historia de como el astronauta Mark Watney, tras haber quedado abandonado en Marte, lucha por mantenerse con vida a la espera de un posible rescate. Matt Damon demuestra su portentosa madurez como actor, dándole vida a un Mark con una personalidad tremenda, comunicándose entre chascarrillos (en algunos es imposible no soltar la carcajada) y alusiones a la cultura popular, con la otra mitad de la película, sus compañeros de tripulación y los empleados de la NASA. Es en esta mitad, donde la película pierde un poco [...]

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