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Voto de Miguel Moreno:
8
Drama Joseph (Peter Mullan), un viudo alcohólico, violento y autodestructivo, encuentra una esperanza de redención en Hannah (Olivia Colman), una mujer muy religiosa a la que conoce a raíz de un altercado. Al principio Joseph se burla de su fe y da por supuesto que su vida de creyente debe de ser muy apacible, pero pronto descubre que, por el contrario, está llena de dolor y confusión. A medida que su relación se consolida, ambos se dan ... [+]
6 de abril de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inglés Paddy Considine, no muy prodigado ni conocido por estos lares pero toda una celebridad allá en los suyos, sorprende en su debut tras las cámaras con una cinta nada agradable de ver. De esas que remueven por dentro. De esas descarnadas que te dejan el corazón en un puño. Y evidentemente, si Considine buscaba estas sensaciones, cumple su objetivo.
Para ello todo el peso recae en las magníficas interpretaciones. Olivia Colman está desgarradora, puro dolor trasladado a una pantalla. Lo de Peter Mullan es estratosférico, si la ira y la desazón pueden personificarse, es Mullan quien se leva el premio. Un abrumador trabajo interpretativo que ademas no se retracta de mostrar la violencia más cruda que rodea a los protagonistas. Les rodea continuamente: en el caso de Mullan, por la pérdida de su mujer y la espiral de autodestrucción que le consume. En el caso de Colman, el sufrimiento que le provoca su marido, artífice de una vida imposible por las vejaciones a las que le somete. (Fantástico Eddie Marsan, lo que puede hacer este hombre con los pocos minutos en los que sale en el metraje).

Todo tiene, finalmente, un mensaje y un propósito. Hasta en la basura más putrefacta podemos encontrar rosas. Hasta de la más absoluta desolación puede surgir una relación de estrechos lazos. Todo ello lo impregna Considine en la frialdad y desazón del suburbio inglés aplastado por el perenne cielo gris en el que habitan sus hastiados, dolidos y tristes personajes. El gris es el color predominante, tanto en el clima como en las vidas de esos atormentados corazones. Ninguno de los dos quiere realmente más cargas ni soportar más dolor que el propio, pero sin embargo no encuentran refugio mas allá del otro. De las cenizas también se puede construir una casa, parece querer decirnos el director. La violencia más salvaje puede a veces redimir la culpa cuando se mira atrás.

Y al final, un ligero atisbo de luz entre tanta penumbra. Un encuentro entre tanto desencuentro desgarrador. Un rayo de luz.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Moreno
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