El director islandés Valdimar Jóhannsson es el responsable de esta magnífica película, cuya historia se desarrolla a un ritmo pausado y que logra mantener el enigma hasta el final sin necesidad de muchos diálogos, con unos elementos de cine fantástico que funcionan muy bien dentro de esa atmósfera de espacios abiertos como los campos de Islandia. Parece mentira que nos encontremos ante una ópera prima e la dirección de largometrajes, aunque Jóhannsson ya tiene experiencia previa en proyectos de ciencia ficción de gran presupuesto como operador de iluminación y eléctrico.

La película se presentó en la sección Un Certain Regard de la pasada edición del festival de Cannes y en nuestro país se pudo ver por primera vez en el festival de cine fantástico de Sitges, en donde fue la gran triunfadora del palmarés al lograr 3 premios (mejor película, actriz protagonista y ópera prima) y ha sido la película elegida por Islandia para representarla en la lucha por el premio Óscar 2022 en la categoría de película internacional.

El punto de partida es el matrimonio compuesto por María e Ingvar, que viven alejados de la civilización en una isla de Islandia, y que subsisten gracias a la ganadería. Él se encarga de cuidar a las ovejas y ellas de las labores del hogar, y en su entorno hay bastante tranquilidad, aunque poco a poco se va generando un ambiente de tensión que se va cociendo poco a poco a fuego lento a partir de dos situaciones: la llegada al mundo de un corderito al que llaman Ada y la aparición en escena de Pétur, el hermano de Ingvar. La película está dividida en tres capítulos, y tiene un arranque sin diálogos en un prólogo que sirve para presentar el lugar en el que viven la pareja protagonista, y algún que otro detalle que será de gran importancia en lo que suceda en la parte final.

La película se sirve de elementos fantásticos y algo de terror psicológico que alteran esa vida diaria con elementos dramáticos y de thriller atmosférico. El largometraje funciona bastante bien por varios elementos, desde los técnicos hasta los interpretativos. Me gustaría destacar el trabajo de Valdimar Jóhannsson que maneja muy bien los tiempos de la película, en un clímax que va in crescendo hasta llegar a ese gran desenlace.
También ayuda a mantener el interés y la tensión hasta el final el trabajo del director de fotografía Eli Arenson, que logra plasmar la esencia del paisaje natural con unas condiciones climatológicas adversas en las escenas de exteriores, y sabe jugar con las diferentes tonalidades en las escenas de interiores. La música compuesta por Þórarinn Guðnason, junto con el sonido ambiente, sirve para incrementar esa atmósfera de tensión, sin necesidad de ser una banda sonora excesiva sino dosificada a los momentos necesarios.

Dejo para el final las interpretaciones, que son fundamentales en la credibilidad de la historia (pese hay que asumir unos cuantos elementos de cine fantástico que la alejan de la realidad), con una Noomi Rapace que está magnífica como esa mujer silenciosa cuya mirada cuenta mucho de cuáles son sus pensamientos, con una gran escena dramática en la parte final. Pero no se queda atrás el trabajo interpretativo de Hilmir Snær Guðnason, en un registro nada sencillo que el actor islandés saca adelante con solvencia.
El personaje clave y desestabilizador es el de Pétur, que aparece en escena para romper la aparente tranquilidad del matrimonio protagonista, en una buena actuación secundaria de Björn Hlynur Haraldsson.

Una película que no es fácil de recomendar por esos elementos fantásticos que pueden descolocar a muchos espectadores acostumbrados a un cine más convencional, pero creo que es una película ideal para los que disfrutan con el cine que mezcla el género fantástico con el terror psicológico y que se desarrolla a un ritmo pausado.

LO MEJOR: La fotografía. La actuación de Noomi Rapace. El desenlace.
LO PEOR: Pueda aburrir a los que busquen una película de género de mayor ritmo.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en http://www.filmdreams.net