Las nevadas cumbres andorranas parecen haber contagiado su frío a la historia que se nos narra; la de Félix, divorciado con un hijo, argentino, escritor y profesor de Literatura en un instituto, cuya vida se ve trastornada cuando conoce a una joven, de origen asiático, con quien pasa una romántica noche y a continuación la chica desaparece. Félix comenzará a buscarla de manera obsesiva y se verá metido en una trama de blanqueo de dinero en la que está involucrada una mafia china y miembros de la policía española.

Cuesta imaginarse un thriller sin acción, pues este lo es, no solo sin acción, sino que parece rodado a cámara lenta, y hasta con desgana. Serie dividida en seis episodios, de unos 45 minutos cada uno, que en realidad es una película de cuatro horas y media que vista de una vez resultaría tediosa.

Son varias las cosas que lastran el resultado de este producto. La pasividad, ya comentada, que siempre es algo negativo y, en un thriller, un contrasentido; inacción general que cae de lleno también en el papel protagonista, un ser que parece alelado en todo momento, sin sangre en las venas a pesar de todo lo que le ocurre; si bien, Leonardo Sbaraglia hace una buena interpretación. El argumento, que para mí resulta creíble, queda expuesto de una manera, que gustará o no, pero que en este caso nos lo hace distante, resultando artificioso. Los personajes, salvo el protagonista, carecen de fondo, de contenido, tan solo son figurantes de una obra que no levanta el vuelo en ningún momento.

También hay un par de elementos positivos: el paisaje nevado es bello y está bien fotografiado. El humor utilizado está mejor en unos casos que otros, siendo el personaje de Óscar (bien representado por Pere Arquillué) lo mejor de esta serie.