Gilles, un hombre de mediana edad, divorciado, profesor de Filosofía en la Sorbona, mantiene una relación sentimental, desde hace tres meses, con una alumna suya, Ariane, con quien convive. Una noche, Jeanne, la hija de Gilles, que acaba de romper con su novio, Mateo, se presenta en casa de su padre pues no tiene otro sitio donde ir. De esa manera, Jeanne, conocerá la relación que su padre lleva con una joven de su misma edad, 23 años. Lo que para los tres personajes puede resultar chocante en un principio se convertirá, en poco tiempo, en una buena relación padre e hija y entre las dos chicas.

Philippe Garrel cierra con esta película su trilogía sobre la infidelidad, y los celos. De nuevo realiza una obra, en buena parte, autobiográfica. En este director francés el enamorarse de mujeres mucho más jóvenes que él ha sido una constante, y en esta ocasión el papel de Gilles se convierte en su alter ego. No obstante 'Amante por un día' es más que ese personaje maduro y su manera de sentir y sufrir el amor, lo son también los representados por dos mujeres, hija y amante, cercanas a ese hombre y también distantes de él.

Breve filme (en cuanto a duración, pero no así de recorrido) intimista, minimalista, que nos habla del amor, y desamor, como centro de la existencia de sus protagonistas; y en el que entran también en juego derivados de aquel como los celos, deslices, deseos únicamente carnales y el puro amor romántico; unido todo ello por la necesidad de compañía. Se le podrá achacar a esta cinta el tener escaso número de elementos en juego, y, tal vez, que sean muy personales, pero en modo alguno el que éstos no estén bien desarrollados y finalizados; y todo ello con perfecto ritmo y estilo, donde ni falta ni sobra nada. El buen número de primeros planos utilizados remarca la profundidad de los sentimientos expuestos. Sin embargo, en contra de esta obra, encuentro la voz en off, que siempre me ha parecido un recurso para expresar mediante la voz de un narrador lo que no se sabe hacer mediante imágenes; además, en este caso, creo que ni siquiera hacía falta su utilización.