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Voto de Juan Ignacio :
8
Drama Una familia con problemas tiene que afrontar los hechos después de un grave suceso en el lejano control fronterizo donde estaba destinado su hijo cuando realizaba su servicio militar. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tragedia familiar dividida en tres episodios teniendo cada uno de ellos unas formas de dirección y narración distintas.

En la primera parte el espectador se siente arrollado por la acción de la misma manera que el matrimonio Feldman, Michael y Dafna, lo son cuando tres militares se presentan en su domicilio para comunicarles el fallecimiento de su hijo, Jonathan, en acto de servicio.

Durante la segunda fracción del filme asistiremos a la anodina vida de cuatro jóvenes, un cabo (Jonathan Feldman) y tres soldados, que están realizando su largo servicio militar (de tres años) en un puesto de control situado en el norte desértico de su país, junto a una carretera comarcal, en el que apenas hay movimiento.

El tercer capítulo, y final, se desarrollará de nuevo en el hogar de los Feldman una vez que la tragedia ha roto sus vidas.

Samuel Maoz, director y guionista de esta obra, realiza tres brillantes ejercicios de estilo en cada uno de los apartados en que la divide. Primeros planos, picados, siluetas tras cristales semiopacos, juegos de cámara con los dibujos de las baldosas, atmósfera asfixiante en el interior del piso, son las claves principales de la desasosegante primera sección. La luz, el color del cielo, la aridez del paisaje, la comicidad irónica, e incluso sarcástica, el surrealismo y la metáfora definirán el segundo lance hasta su desenlace, fatal y con coda, el que tanto irritó a las autoridades israelíes, y quizá con razón, pues no sé si la barbaridad que cuenta, como resolución del caso por parte del ejército, es algo que haya ocurrido, o una acción similar, en la dura realidad de su país. El cuadro definitivo lo enmarca, con gran contención, dentro del ambiente, muy oscuro, de ruptura familiar y matrimonial, producido por los acontecimientos anteriores. En definitiva, perfecta y bella exposición del dolor sufrido, de la fatalidad y, finalmente, del posible resurgimiento tras lo inevitable, tras el ineludible destino.

Este cineasta nos muestra de forma admirable, sin artificio alguno, sin levantar la voz, el estado de nerviosismo y miedo que se vive en Israel producido por una larga guerra, más o menos virulenta según el momento, que parece no tener fin. Y, al tiempo, el dolor, y muerte, de unos seres víctimas de lo anterior, pero no responsables de ello, encerrados en esa ratonera. Samuel Maoz conoce muy bien el mundo que describe, algo que al público foráneo nos llega de oídas, por lo tanto, sin el conocimiento suficiente para un análisis riguroso y cierto.

Para finalizar, destacar la imponente fotografía de Giora Bejach y la interpretación de Sarah Adler.
Juan Ignacio
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